Habrá nuevo gobernador del Banco de España antes de las vacaciones de verano. El Ejecutivo de Mariano Rajoy ya tiene tomada la decisión y baraja varios nombres para el puesto. Se escucha con insistencia el de José Manuel González Páramo, que ya formó parte de las quinielas para titular de Economía y cuenta con el afecto presidencial. El enfado con Miguel Ángel Fernández Ordóñez es monumental en el seno del gabinete, al que se le acusa en privado de cometer "irregularidades" en los procesos de saneamiento del sector financiero que se han llevado acabo hasta la fecha.
El Gobierno argumenta su tesis a través de dos líneas para concluir que ambas confluyen en la persona de MAFO, dando como resultado parte del embrollo económico que sufre el país. Por un lado, el descontrol en el déficit público y, por otro, la debilidad financiera. Empezando por el primero, desde el Ejecutivo se recuerda que en 2005 Fernández Ordóñez -en el equipo de Pedro Solbes- fue el encargado de suprimir la ley del PP que imponía la disciplina en el déficit para permitir a las comunidades que se endeudaran sin control, provocando el gran agujero actual. “Relajó las reglas y se produjo el lío”, expone sin medias tintas un ministro, en conversación informal.
Sobre el mercado financiero, el Gobierno constata que la Unión Europea no confía en el Banco de España porque su presidente “actuó regido por motivaciones políticas”. De hecho, aún hoy, “coge antes el teléfono a Rubalcaba”, fruto de los lazos que “mantiene” con el PSOE. Sobre su papel en las operaciones de fusiones y absorciones, hacen una comparación demoledora: “Es el cura en un matrimonio entre entidades” y “el máximo responsable” de la unión.
En Moncloa explican que no pueden exponer públicamente estas quejas, habida cuenta de la imagen que esta riña podría causar en el exterior, deteriorando la ya de por sí tambaleante confianza en las finanzas patrias. Pero sí que, por primera vez, destacados dirigentes del PP pusieron el grito en el cielo por su particular herencia.
"Nosotros no lo podemos hacer, pero para eso tenemos un partido que nos sustenta", explicó un portavoz gubernamental, que lamentó que la iniciativa no hubiera venido antes, habida cuenta de que Rodrigo Rato y su gestión al frente de Bankia llevaban tres días en el ojo del huracán sin que nadie saliera en su defensa. "Y mucho tiene que decir, o más bien que callar, el gobernador en todo esto", protestó.
De hecho, se da total veracidad a la denuncia de Vicente Martínez Pujalte, que hoy ocupa la portavocía del PP en la Comisión de Economía del Congreso. El diputado acusó al Banco de España de "obligar" a Rato a hacerse cargo de Bancaja -la deficitaria entidad valenciana- con datos que "a lo mejor no eran exactos". En privado, desde el Ejecutivo son aún más clarividentes: "De mentir, de darle informes que no eran exactos", propiciando una absorción que acabó convirtiéndose en la tumba empresarial del exvicepresidente económico de José María Aznar.
Subiendo en el escalafón orgánico del PP, Alfonso Alonso afirmó en la SER que le parece "sorprendente" el cometido de Ordóñez, cuyo cargo tendría que ser revalidado por el Ejecutivo el próximo mes de julio, tras seis años en el puesto. Según La Razón, que avanzó su caída, Rajoy tomará la decisión incluso sin el apoyo del PSOE. "Este señor no puede seguir ni un minuto más", expone un alto cargo del Gobierno. Aún más, "habría que sopesar si debe atenerse a consecuencias por su gestión".
En línea con la posibilidad de que MAFO asumiera responsabilidades, el equipo económico de Moncloa aseguró a este diario que “o bien Fernández Ordóñez sabía que el agujero en Bancaja era más grande de lo que decía y lo ocultó, o bien no lo sabía pero entonces hizo mal su trabajo”. Sea como fuere, concluyen, tiene “una responsabilidad” y cómo tal “habría que mirarlo muy bien” y "en eso está el Gobierno". Ponen como otro ejemplo la intervención de Caja Castilla-La Mancha.
El PP sale en defensa de Rato
En paralelo, el PP por fin articuló una defensa clara de quien un día fue su gran referente económico: "Rato asumió Bankia en un momento muy complicado y no tengo más que elogiar su figura", pronunció María Dolores de Cospedal, en la presentación de la campaña para explicar las reformas del Ejecutivo.
Sobre la nacionalización de la entidad y demás medidas que se engloban en la segunda fase de la reforma financiera, el PP se encomendó al Consejo de Ministros. La Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que se reunió este jueves en Moncloa presidida por el presidente, dio su conformidad al texto, que será presentado por Luis de Guindos. "Tomaremos todas las decisiones necesarias para estabilizar el sistema", proclamó Rajoy en la víspera, con los mercados echando humo. Este jueves, el alivio era palpable en los círculos gubernamentales gracias a la remontada bursátil. "Y no será por el PSOE, que en menos de 24 horas ha incumplido su palabra de que iba a apoyar al Gobierno", se quejó habitual portavoz.
Una vez este viernes se apuntalen los cimientos financieros, el Gobierno espera que la desconfianza empiece a disiparse. No lo dice muy alto, a tenor de que, hasta la fecha, no está habiendo tregua contra la marca España. Pero el presidente, lo volvió a decir en Oporto, asegura estar "animado" porque, pese a la adversidad, está convencido de que la senda es la correcta.