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La industria cementera se hunde a niveles de los 60

El colapso de la construcción arrastra al sector del cemento, que acabará este año con poco más de 15 millones de toneladas.

La explosión de la burbuja inmobiliaria no sólo se llevó por delante a promotores y constructores. Aunque sean la parte más visible de este negocio, lo cierto es que hay cientos de industrias auxiliares que lo están pasando igual o peor de mal que los encargados de levantar los pisos. Entre ellos, pocos han sufrido un colapso en los últimos años como el de las cementeras.

Según los datos de Oficemen (Agrupación de Fabricantes de Cemento), 2012 terminará con un consumo, "siendo optimistas", de unas 16 millones de toneladas. A los profanos, el dato puede que no les diga mucho, pero lo cierto es que es una cifra "dramática", en palabras de Juan Béjar, el presidente de la patronal. Hace apenas cinco años, en 2007, el consumo de cemento en España alcanzaba los 55 millones de toneladas.

Puede que aquel dato estuviera algo inflado, pero los 16 millones de este año suponen una vuelta a los "niveles de 1967", cuando la renta per cápita española era de unos 5.000 dólares anuales (ahora supera los 30.000). Y eso en un sector que emplea a 6.000 trabajadores de forma directa y 22.000 de forma indirecta, incluso tras cinco años de completo parón.

Desde Oficemen alertan de que esta situación no afecta sólo al cemento. El tejido industrial español (en gran parte ligado a la construcción) está sufriendo una durísima caída en esta crisis. Y a los factores coyunturales habría que sumarles los que dependen de decisiones políticas. La energía, uno de los mayores costes que tienen que soportar las empresas, se ha encarecido en los últimos años, a golpe de decreto, hasta llegar a ser la quinta más alta de toda la UE (superada sólo por países del Este, con una mano de obra más barata), golpeando de lleno en la competitividad de las industrias españolas.

Por eso, desde Oficemen denuncian que las últimas medidas adoptadas por el Gobierno en relación al sistema eléctrico crean una gran incertidumbre, ya que afectan a la competitividad de la industria cementera española, su capacidad exportadora y al mantenimiento de empleo estable en el sector.

En palabras del presidente de Oficemen, Juan Béjar, "esperamos que el nuevo modelo energético incluya una optimización del sistema que elimine de los costes regulados conceptos no ligados al servicio eléctrico y permita un nuevo mercado donde las empresas puedan obtener a largo plazo precios de la electricidad previsibles y competitivos".

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