Salvo milagro poco probable el paro llegará a los temidos 6 millones a finales de este mismo año. Ya son varios los analistas que han apuntado insistentes en esa cifra, pero ¿por qué? Las cifras de los últimos tres trimestres muestran un cambio en la tendencia vista desde 2010 que resulta sumamente preocupante.
Esto es lo que se ve en la siguiente tabla, en que se muestran los incrementos respecto al trimestre anterior del desempleo desestacionalizado, es decir, descontando las oscilaciones propias del empleo a lo largo del año. Podemos ver que el desempleo siguió aumentando con fuerza hasta el II Trimestre de 2010, momento en que empezó a incrementarse con mucha más lentitud. Sin embargo, a partir de mediados de 2011 el paro vuelve a subir bruscamente, en el entorno de los 200.000 parados por mes. El último trimestre ha registrado una ligera desaceleración en el ritmo de destrucción de empleo, en todo caso muy poco significativa.
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Dado que el empleo es un indicador retrasado y que el desplome en los indicadores de servicios e industria no da signos de estar atenuándose, no cabe esperar en modo alguno que el empleo mejore en los próximos meses. Por ello, se pueden hacer proyecciones de desempleo hasta final de año. Algo que podemos ver en el siguiente cuadro: unas previsiones mucho peores que las manejadas por el Gobierno.
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Por sectores podemos ver cuál ha sido la caída en el empleo desde el inicio de la crisis. La construcción ha sufrido un auténtico colapso, que ya supera de largo la mitad del empleo previo a la crisis. Sigue cayendo de forma alarmante y en el último año han desaparecido más de 300.000 empleos en el sector. Se puede estimar, en función de los datos de consumo de cemento, altamente correlacionados con el empleo en el sector, que el ajuste del empleo está aún muy lejos de terminar y que posiblemente desaparezcan aún entre 400.000 y 500.000 empleos más sólo en este sector, aunque sólo una parte lo hará este año.
La industria ha sufrido también una debacle, habiendo desaparecido uno de cada cuatro empleos. La estabilización vista en 2010 y la primera mitad de 2011 ha tocado a su fin junto con el nuevo descenso de la actividad industrial vista en el IPI aunque, como es habitual en el empleo, con un trimestre de retraso. Dado que no es probable una próxima recuperación de la industria, podemos esperar que el sector destruya unos 100.000 empleos más en lo que queda de año.
La agricultura es el sector que mejor se ha comportado este año, ya que la destrucción de empleo ha sido insignificante. Sin embargo desde que empezó la crisis ha destruido más del 10% del empleo.
Los servicios es el sector cuya evolución ha sido más preocupante durante este año. De forma bastante extraña, y aunque los índices de comercio y servicios se hundieron durante 2008-2009, el empleo en el sector sólo cayó el 2%. El último año, sin embargo, hemos visto que con caídas mucho menores de los índices (aproximadamente un 4% a precios constantes), el empleo ha descendido un 2,4%, más que durante la peor fase de la crisis. De hecho en los últimos tres trimestres el empleo en los servicios ha descendido en 543.000 personas.
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La evolución del empleo sigue siendo una auténtica tragedia social para España. Se han alcanzado los mayores niveles de nuestra Historia, superando incluso los niveles de la crisis de 1991-1994 a pesar de que ahora la metodología es más favorable. El paro es especialmente elevado entre los jóvenes de menos de 25 años (52,01%) y entre los de 16 y 19 años alcanza un increíble 71,45%. Para la franja intermedia de edad (25 a 54) está en el 23,03% y entre los mayores de 55 años se sitúa en el 16,49%. También es especialmente elevado entre los extranjeros, alcanzando casi el 38%.
Cuando ya estamos en el quinto año de esta dramática crisis, que muchos ya califican abiertamente de depresión, cada vez un mayor número de personas queda excluida del mercado laboral y muchas veces con pocas posibilidades de encontrar empleo. Esto aumenta cada día los riesgos de fuerte inestabilidad social, dada la manifiesta incapacidad de los sucesivos gobiernos para gestionar la crisis.