D. Cristobal Montoro ha defendido en el congreso los Presupuestos Generales del Estado elaborados por su gobierno, ponderando su austeridad y realismo en unos momentos en que España vuelve a entrar en recesión. Estos presupuestos, asegura el ministro de Hacienda, son los que nos han de sacar de la crisis económica, devolviendo la confianza a la sociedad española pero, sobre todo, y esto es lo que en realidad preocupa al gobierno, a las instituciones europeas y a los mercados financieros.
Esto de la confianza es un albur que depende de factores emocionales difíciles de manejar con notaciones matemáticas. Ahora bien, parece evidente que mentir a las instituciones europeas como hicieron Salgado, Rubalcaba y ZP, afirmando que su gobierno había incurrido en un 6% de déficit cuando en realidad se había pulido casi 30.000 más por encima de lo presupuestado, no es una buena garantía para los que nos han de prestar ese dinero y el correspondiente a los ejercicios posteriores.
En cuanto a la confianza de la sociedad española en su gobierno, el otro factor necesario según Montoro para iniciar la senda de la recuperación, tampoco parece que freír a impuestos a los contribuyentes sea un argumento que vaya precisamente en la buena dirección. Si los ciudadanos conscientes recelan siempre de los políticos, en momentos de penuria económica aumentan las sospechas, porque en este juego de suma cero que da sentido a las cuentas públicas, el bolsillo de los contribuyentes es el que finalmente ha de hacer frente a la coyuntura de unas arcas del estado famélicas y unas instituciones públicas voraces. O sea que nos tocará pagar a los mismos de siempre, bien con impuestos ahora para financiar el gasto que proviene de los ingresos fiscales, bien con impuestos futuros para pagar la cuenta de lo que los dieciocho gobiernos de España tengan a bien pedir prestado en nuestro nombre.
Sin embargo parece que nuestros principales problemas van a resolverse en un par de años, puesto que a partir de 2014 el gobierno tiene pensado eliminar los distintos gravámenes que nos ha impuesto con sus reformas para volver a la situación de expolio fiscal que disfrutábamos antes de esta crisis.
En otras palabras, Montoro nos está diciendo que en 2014 veremos una luz al final del túnel y promete que no será la del expreso Madrid-Irún viniendo a toda velocidad hacia nosotros. Como para quedarse en mitad de la vía a comprobarlo.