España ha entrado oficialmente este lunes en recesión. La mayoría de los que hayan leído este titular habrán pensado que era una mala broma. Para el ciudadano medio, hace mucho tiempo que la economía nacional está en crisis, recesión o como quiera llamársele. Sin embargo, técnicamente, para que haya recesión tienen que darse dos trimestres consecutivos de caída del PIB y eso sólo ha pasado en 2009 y en los últimos seis meses. El Banco de España ha certificado este lunes que entre enero y marzo, el Producto Interior Bruto cayó un 0,4%, que se une al descenso del 0,3% entre octubre y diciembre.
El problema es que, más allá de la cuestión puramente teórica de si estamos o no en recesión, lo que apabulla a cualquier español es la cantidad de pésimos datos macroeconómicos que se suceden diariamente. Y lo peor puede que esté por llegar, porque todos los datos conocidos en los últimos días apuntan a que este 2012 será el año más negativo de la historia económica reciente en nuestro país. La suma de circunstancias negativas y la magnitud de las mismas no tienen parangón en las últimas décadas.
Crecimiento y empleo: no hasta 2013
El primer elemento descorazonador es que no parece que la luz aparezca todavía al final del túnel. El FMI pronosticó la semana pasada que el PIB español caerá un 1,8% este año. En Europa, sólo Italia (-1,9%), Portugal (-3,3%) y Grecia (-4,7%) tienen peores perspectivas.
Con cada semana que pasa, las apuestas empeoran. El estudio de Funcas, elaborado por última vez en febrero, preveía una caída del 1,3% para este año, con una tasa de paro del 23,7%. El FMI, por ejemplo, no sólo cree que el desplome será superior, sino que además, sitúa el nivel de desempleo cerca del 25%, algo creíble, ya que el Banco de España este mismo lunes, pronosticaba que la EPA del primer trimestre superará el 24%. Es cierto que la campaña de verano mitigará algo estos números, pero todo lo que sea cerrar el año lejos del 25% sería una sorpresa. Vamos, que un cuarto de la población activa española comenzará 2013 sin trabajo.
Con este panorama, 2012 hace méritos para ganarse el título de peor año de la historia de la economía española. La herencia del último Ejecutivo tendrá sus peores consecuencias a lo largo de estos meses. Ha habido ejercicios con caídas del PIB superiores, pero como puede verse en el siguiente gráfico, el encadenamiento de malas noticias y el desplome del 1,8% tras cuatro años de recesión es algo completamente nuevo para la democracia española.
Déficit y deuda
Crecimiento PIB España 1970 - 2012
Lo mismo puede decirse de la que es la principal preocupación de la economía española en este 2012: las cuentas públicas. Este lunes se ha confirmado que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero dejó al país con un déficit del 8,5%, dos puntos y medio más de lo previsto. Es el cuarto año seguido en el que las administraciones públicas cierran en números rojos (la racha desde 2011 es de -4.1%; -11.2%; -9.3%; y -8,5). En teoría, la cosa mejorará en los dos próximos ejercicios: el objetivo marcado por Bruselas es de un -5,3% de déficit este año y el famoso 3% para el que viene.
Pero eso es sólo la teoría. En la realidad, el FMI anticipa que no se llegará al límite del 3% obligatorio para la UE al menos hasta 2018. Este organismo no siempre ha acertado, pero también es cierto que nadie, excepto el Gobierno, prevé que los números rojos del Estado se mantendrán en el nivel fijado por Bruselas.
Con este panorama, la deuda pública sigue una línea ascendente que parece no tener fin. En 2007, el Estado debía el equivalente al 36,1% del PIB, mientras que 2011 se cerró, según los datos confirmados por Eurostat este lunes con el 68,5%. Y todo hace indicar que 2013 acabará con el nivel holgadamente por encima del 80%. Evidentemente, este peso se hace sentir cada año en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y en el pago de los intereses, que en 2012 sumarán más de 28.000 millones de euros (una cifra superior al ajuste decretado por el Gobierno).
Por cierto, acerca de esta cuestión de la deuda, una cifra destaca sobre todas las demás en el informe de Eurostat. Estonia tiene una deuda pública del 6% del PIB, la menor de toda Europa (y una de las más bajas de cualquier país en las últimas décadas). El país báltico ha contenido el déficit durante toda la crisis, con un nivel máximo del 2,9% en 2008. Esta austeridad ya está dando sus frutos y, después de dos años muy malos (2008 y 2009), el PIB de Estonia creció el 7,6% en 2011 y seguirá siendo la economía europea que más rápido se recupere en 2012 y 2013.