Nada más aterrizó en el aeropuerto internacional de Puerto Vallarta, México, Mariano Rajoy buscó el calor de sus aliados en América Latina para evidenciar la soledad de Argentina en su ataque contra España. Tanto en el gabinete de urgencia convocado en la víspera, como en el avión, el presidente del Gobierno concertó una estrategia dirigida a presionar a todos los niveles a Cristina Fernández, siendo decisivo que los países de la zona se pusieran de su lado.
Desde el minuto uno empezó a cosechar apoyos. En un encuentro bilateral a primerísima hora de la mañana, a las ocho, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, le decía que podía contar con él en su política de presión. Media hora más tarde, su anfitrión, Felipe Calderón, escenificaba en un desayuno público su respaldo. Desde Chile, país vecino de Argentina, Sebastián Piñera confirmaba de igual forma su alineamiento con España.
Poco después de las diez, Rajoy recibía el calor del Fondo Económico Mundial, en voz de su presidente, Klaus Schwab: la expropiación es "inadmisible", le dijo, según fuentes diplomáticas. A todos ellos, en privado, el jefe del Gobierno expuso lo que después diría a micrófono abierto ante el citado organismo: Argentina abre un precedente muy peligroso que puede alejar la inversión extranjera y con ello el crecimiento. España llama a que América Latina se revuelva contra Fernández.
La expectación era máxima; los medios de comunicación de medio mundo esperaban sus palabras. El presidente inició su breve intervención ante el Fondo recordando que el capital europeo, y en particular el español, es clave "para modernizar" Latinoamérica. Las empresas "ven en estos países un destino permanente para su actividad y sus inversiones. Lo que quieren es quedarse, crear empleo y prosperidad", expuso. Sin ir más lejos, en Argentina, España es el principal país inversor.
Invertir los flujos económicos internacionales, alertó Rajoy, sería "muy pernicioso" y podría dar al traste "con el periodo de crecimiento". España "ha defendido siempre una respuesta internacional, decidida y coordinada" para salir de la crisis económica, y en este sentido pidió al G-20 -que preside Calderón- que trabaje en este sentido. Para ello, prosiguió, es "muy importante" un marco jurídico y económico "entendible y estable".
Todo ello, todos los puntos expuestos, quedaron hecho añicos por Argentina, en opinión del presidente, que declaró su "profundo malestar" por la decisión de su Gobierno. Una decisión "negativa para todos". "Desde luego para la empresa, que se ha visto expropiada sin justificación ni razón económica alguna" pero también "rompe el buen clima de entendimiento de las relaciones entre nuestros dos países. Perjudica a España y a Argentina", resumió Rajoy.
Fue entonces cuando el presidente avisó del peligroso precedente que crea el populismo argentino; de la necesidad de un rechazo unánime. "El esfuerzo encomiable de los gobiernos americanos de hacer de la región una región argentina no puede verse empañado de ninguna de las maneras", expuso, alertando de que así podría darse de los "menos conocedores" de la zona. "Lo que ayer le ha pasado a una empresa española alguien puede pensar que puede ocurrirle mañana a cualquier otra inversión", fueron sus palabras textuales. Frente a ello, "tengan la total certeza de que yo trabajaré para que eso no suceda" porque "no sería justo", afirmó. Aún sin terminar, recibió un sonoro aplauso del influyente auditorio, que no cejó hasta que Rajoy reemprendió su intervención.
"Alguien puede pensar que le pueda ocurrir a cualquier otra inversión", insistió, dejando claro el "grave precedente". Marcó entonces la línea a seguir: "Un modelo de relaciones internacionales y comerciales con seguridad jurídica y principios básicos. Cuando defendemos esos principios, estamos defendiendo el bienestar de la gente, su progreso y su riqueza. Estamos ayudando a contribuir que mucha gente pueda, mejorar".
Valores, dijo en forma de estacada final, que hoy, tras el órdago argentino, "están en juego" al tomarse "decisiones difíciles de comprender". Como sus ministros, no dio detalles de las posibles represalias. De hecho, no usó ni de lejos la gravedad de José Manuel García Margallo (Exteriores) y José Manuel Soria (Industria). Sin embargo, recibió, por segunda vez, la ovación cerrada del órgano.
En paralelo, desde Madrid, el Ejecutivo trabaja para que la Unión Europea se pronuncie en los términos más contundentes. De igual forma, Soraya Sáenz de Santamaría pilota la respuesta prometida, y que verá la luz en el Consejo de Ministros del viernes. El Gobierno baraja sanciones industriales, comerciales y energéticas. Soria ya tiene preparada una orden para dejar de importar bioetanol, la exportación que más daño haría a Argentina, según avanzó El Mundo. La Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que presidirá el jueves la vicepresidenta en sustitución de Rajoy, concretará las represalias.