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Monti suaviza la reforma laboral presionado por los sindicatos

El Gobierno tecnócrata ha modificado la norma que regula los despidos improcedentes con la que dotaría de flexibilidad al mercado laboral italiano.

El Ejecutivo italiano ilustró el miércoles el contenido final de su esperado proyecto de ley de reforma laboral, con el que el primer ministro italiano, Mario Monti, pretendía dar la confianza necesaria a los mercados en una semana en plena escalada de la crisis de deuda.

Sin embargo, el Gobierno del tecnócrata Monti, presionado por los sindicatos y por la acción de las fuerzas políticas progresistas,  ha dado marcha atrás en su reforma laboral sobre la norma que regula los despidos improcedentes.

La Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el principal sindicato de Italia, calificó este viernes de "positiva" la rectificación hecha por el Gobierno. "La reconquista del instrumento de la readmisión (del trabajador en la empresa) en el caso de los despidos por motivos económicos inexistentes es un resultado positivo que restablece un principio de civismo jurídico", indicó el sindicato.

"El Gobierno había cerrado sus consultas con los agentes sociales, imponiendo un texto que excluía la readmisión por motivos económicos. Ahora ha tenido que volver atrás", indicó el sindicato liderado por Susanna Camusso, que aseguró que así se "ahuyenta" el fantasma sobre los despidos fáciles a base de indemnizaciones que pretendía introducir la patronal y el Ejecutivo.

Descontento de la patronal

El Ejecutivo pretendía dotar al mercado laboral italiano de mayor "flexibilidad en la salida" con la ‘reforma exprés’ y tras suavizar la medida se ha echado encima a la patronal. Emma Marcegaglia, presidenta de la patronal italiana, ha calificado de “pésima” la reforma, quejándose de las modificaciones aportadas al anterior borrador.

El cambio de rumbo de Monti ha provocado el descontento de los empresarios que pedían la libertad en el despido limitando los controles, pero esos controles existirán. Las empresas podrán hacerlo por motivos económicos, ofreciendo una indemnización entre 12 y 24 meses, pero los trabajadores podrán ser tutelados por los jueces y reintegrados al trabajo si el despido por motivación económica no tiene fundamento.

Marcegaglia ha criticado duramente la reforma, calificándola de “texto muy malo” en el diario Financial Times. No obstante, Monti se ha hecho con el aplauso de los sindicatos que a pesar de conseguir sus peticiones continúan con su pretensión de convocar una huelga general con fecha aún por decidir.
 

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