Hay en Francia un grupo de 3.000 "economistas aterrados" ante la posibilidad de la libertad, y me parecen pocos. Lógicamente, al ser antiliberales sus mensajes han tenido bastante eco. Publican ahora un nuevo libro contra el "neoliberalismo" de Merkel, Sarkozy y Rajoy. Y proponen subir los impuestos... como si no lo hicieran los mismos políticos que ellos critican.
Lo más notable, en efecto, de estos economistas no es su visión económica –el rollo intervencionista habitual– sino su queja ante un liberalismo que no existe más que en su imaginación, y ante unos gobernantes que están haciendo lo que estos aterrados progresistas reclaman. Vea usted lo que exigen: acabar con los paraísos fiscales, luchar contra el fraude fiscal y subir los impuestos a las rentas más altas. Sarkozy y Rajoy los han pasado por la izquierda, pero los aterrados no se dan por enterados.
Naturalmente, quieren acabar con los malvados "especuladores". ¿Cuál es su audaz propuesta de solución? Que el Banco Central Europeo se ocupe de financiar los desequilibrios de las Haciendas públicas de la eurozona, como si fuera algo radicalmente diferente de lo que hace el BCE.
En fin, no conviene cargar demasiado las tintas en los foráneos, porque en todas partes cuecen habas y prolifera el miedo a la libertad. Mucho mejor clima que en Francia hay en Canarias, pero no mejores ideas. Las ideas, en realidad, son las mismas. El PSOE ha propuesto también más impuestos sobre la renta (vamos, lo que ha hecho Rajoy, ese espejo de progresistas), un Tesoro europeo, y gravar a los "especuladores". Y hay más, mucho más. Unos socialistas canarios plantearon, además de la gansada (esa sí, francesa) de reducir la jornada laboral para repartir el trabajo, que haya un chip en el DNI con el nivel de renta para que los ricos paguen más por los servicios públicos. Esta propuesta fue defendida por los mismos socialistas que despotrican contra Esperanza Aguirre cuando planteó el copago diferencial, de modo que los más ricos paguen más por los servicios públicos...