Ayer se celebró la subasta de electricidad correspondiente al segundo trimestre de 2012. En estas subastas se fija el precio de la energía para los próximos tres meses y se trata de procesos transparentes, vigilados por la Comisión Nacional de la Energía, en las que participan agentes privados. Es decir, el gobierno no mete baza en esta parte del sistema eléctrico. El resultado de esta última subasta arrojó una nueva bajada en el precio de la energía, concretamente una bajada de casi el 4% en la energía base.
Sin embargo el precio de la luz volverá a subir en abril. ¿Cómo es posible que, si la energía cuesta cada vez más barata, paguemos cada vez más en nuestras casas por la electricidad? Pues porque los lujos y los caprichos hay que pagarlos y éstos no tienen nada que ver con el precio de la energía. Como sabemos, lo que pagamos en nuestras casas por la electricidad se compone de dos bloques: el costo de la energía y los peajes. El primero es el resultante de las subastas que hemos mencionado y lleva varios meses bajando. El segundo lo fija el gobierno e incluye todos los desvaríos legislativos de los últimos años, entre ellos las primas a las energías renovables.
El precio de la energía está más barato ahora que en diciembre de 2008. Desde esa fecha, el kWh en las subastas ha descendido un 10%. ¿Saben ustedes cuánto ha aumentado el precio de la luz en el mismo periodo? ¡Un 65%! Desde el verano pasado el precio de la energía ha ido descendiendo paulatinamente a pesar de la subida en los precios del crudo. Sin embargo, al mismo tiempo, el precio de la electricidad no ha hecho más que aumentar y, con total seguridad, en abril volverá a subir para seguir financiando todas las partidas presentes en los peajes, que están originando que paguemos la electricidad a precios desorbitados, disminuya la competitividad de nuestra economía y aumente el déficit de tarifa de manera escandalosa.
La luz, como digo, subirá en abril para tratar de evitar que se siga acumulando déficit tarifario. La Ley establece que, en el año 2012, el déficit eléctrico no puede superar los 1.500 millones de euros. No está nada claro que este objetivo se vaya a cumplir y las propuestas para tratar de paliarlo han creado un profundo cisma entre el gobierno y la Comisión Nacional de la Energía. Se ha llegado a escuchar incluso que, si el objetivo del déficit no se cumple, tal vez se pueda cambiar la Ley para ampliar el límite. Una demostración de gobierno a lo Groucho Marx, si no podemos cumplir las leyes hacemos otras (aunque ya lo hizo Sebastián en el pasado).
Las otras soluciones al déficit tarifario auguran escenarios aún menos halagüeños para la economía española y su percepción exterior. Una quita de la deuda a las compañías eléctricas o una retirada retroactiva de las primas a los productores renovables crearían una inseguridad jurídica en el sector que, de manera segura, nos pasaría factura. Una subida abultada del recibo de la luz parece ser la única solución, pero el gobierno no está dispuesto a pagar ese precio político. Y aún no han entrado las centrales termosolares en escena, que incrementarán los peajes en otros 1.700 millones de euros en primas cada año. ¿Qué creían ustedes, que podíamos instalar masivamente las energías más caras que existen y mirar para otro lado? ¿Pensaban ustedes que las iban a pagar otros? La realidad y sus cosas.