El presidente del Gobierno no se cansa de repetir que ésta será "la legislatura de las reformas". Encima de la mesa está la obligación -en principio irrenunciable- de rebajar hasta el 3% el déficit público en 2013. "España cumplirá escrupulosamente con esa recomendación a pesar de la recesión", se comprometió Mariano Rajoy en el Congreso. El mayor esfuerzo fiscal llegará, no obstante, este año, cuando el Ejecutivo se ha comprometido a rebajar el déficit hasta al 5,3% exigido con Bruselas (su pretensión era que fuese el 5,8%), desde el 8,5% con el que se cerró 2011.
El Ejecutivo ya ahorró 15.000 millones de euros con el primer paquete de reformas de diciembre, que incluyó la impopular subida de impuestos (IRPF e IBI). Hasta que Bruselas impuso la revisión a la baja del 5,3%, la administración trabajaba en otro ajuste similar, que elevaría el tijeretazo a los 30.000 millones. Ahora, habrá que apretarse el cinturón en otros 5.324 millones de euros. Todas estas cuestiones van a ser tratadas en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos que se reúne este jueves en Moncloa.
Cristóbal Montoro y su equipo de Hacienda se afanan en conseguir tan ardua meta sin que esto provoque un "estallido social", tan temido por el Gobierno. Oficialmente, se ha descartado tanto la subida del IVA -que algunas voces dejan para el siguiente tajo- como la rebaja generalizada de sueldos de funcionarios, según se encargó de reseñar el propio ministro de Hacienda. ¿Qué queda entonces?
Gasto: mirando a la Administración
El Gobierno es consciente de que la Administración sigue siendo una mina de oro para los ajustes. Además, las fuentes consultadas entienden que los ciudadanos esperan que éste sea el área que más esfuerzos tenga que hacer. Por ello, además del anunciado recorte de más del 20% de empresas públicas y la reestructuración o eliminación de organismos reguladores, Hacienda también baraja la rebaja de aquellos sueldos "más altos". De hecho, asegura que hay unos cuantos "estratosféricos" y "que no se entienden en tiempo de crisis", en voz de un miembro del Consejo de Ministros. Precisamente, los Ministerios también verán recortados sus presupuestos en al menos un 12%, según los planes de Montoro.
Con todo, Hacienda sabe que no es suficiente y que hay que tocar los impuestos. No el IVA, pero sí otros. Se habla de dos opciones, que serán tratadas este jueves en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que preside Rajoy: el Impuesto de Sociedades y, una vez más, los impuestos especiales, es decir, carburantes, tabaco o bebidas alcohólicas. Las fuentes consultadas apuestan principalmente por la primera.
Cambios en Sociedades
El Impuesto de Sociedades es un tributo con margen para muchos cambios. En estos momentos, en España, el tipo general vigente es del 30%. Las pymes, hasta los 300.000 euros de beneficios pagan el 25%, aunque una de las promesas de Rajoy fue subir este límite hasta los 500.000 euros. Además, otras entidades como colegios profesionales, sociedades de garantía recíproca y muchas otras pagan también este 25% y algunas cooperativas fiscalmente protegidas pagan el 20%.
El problema es que estas cifras están muy lejos de los tipos efectivos que se pagan. El Impuesto de Sociedades contiene una maraña de deducciones y bonificaciones que provocan que la mayoría de las empresas acaben pagando un porcentaje muy inferior al oficial. El tipo efectivo del tributo estaba en 2010 (según el propio José Luis Rodríguez Zapatero) en el 18%. Pero claro, esto incluía a compañías que no podían aplicarse ninguna deducción junto a otras que sí accedían a estos beneficios. De hecho, es una queja recurrente entre las pymes el hecho de que al final muchas grandes empresas acaban beneficiándose de deducciones y bonificaciones que a ellas les están vedadas.
Por eso, una propuesta entre los expertos es bajar los tipos generales del Impuesto para todas las empresas quitando al mismo tiempo las bonificaciones y deducciones. Por ejemplo, poniendo un tipo único del 20%, se recaudaría más (recordemos que el tipo real en 2011 era del 18%), y se evitarían injusticias derivadas de que unas empresas y no otras puedan acogerse a las deducciones vigentes.
Sin embargo, todo apunta a que el camino que el Gobierno escogerá será el de eliminar una gran parte (o todas, quizás) de las deducciones vigentes, pero sin tocar los tipos. Esto sería una manera indirecta de subir el impuesto: podría venderse a la opinión pública que no se incrementan los tipos, pero la mayoría de las empresas españolas pagarían más.
La capacidad recaudatoria de este tributo depende muchísimo del ciclo económico. Sólo las empresas con beneficios pagan Sociedades y en estos momentos eso no es tan fácil de conseguir. En 2011, la recaudación total fue de 16.611 millones, un 2,5% superior a la de un año antes. En un contexto de caída del PIB, una subida de este impuesto no tendrá impacto en las empresas en pérdidas, pero sí podría influir mucho en decisiones de inversión, que serán muy necesarias a medio plazo, especialmente en el caso de las empresas extranjeras.
Impuestos especiales
La segunda posibilidad sería una subida en los impuestos especiales que gravan el alcohol, el tabaco y los hidrocarburos. La recaudación en 2011 fue de 1.050, 7.253 y 9.281 millones respectivamente. La ventaja de incrementar estos tributos es que electoralmente se venden bien ante ciertos sectores de la opinión pública (es como si se castigara a los viciosos y a los que contaminan). Además, son bienes bastante inelásticos: es decir, un aumento en el precio no afecta demasiado a su demanda.
Por contra, hay que recordar que estos tributos ya están muy cargados de impuestos (más de la mitad del precio del tabaco o la gasolina va a impuestos). No hay mucho margen para seguir subiendo: en los últimos dos años, el incremento en estos impuestos se ha traducido en una alza en la recaudación de 1.190 millones en 2010 y 833 en 2011. De hecho, en el tabaco las continuas subidas han cambiado los patrones de conducta de los consumidores: cada vez se fuma más picadura (más barata que los tradicionales cigarrillos) y se suceden las noticias sobre contrabando (que había casi desaparecido en las últimas décadas).
"Equilibrada y justa"
La utilización de instrumentos fiscales se hará "de manera equilibrada y justa", repiten sin cesar en el Ejecutivo. Y todo sin tocar a las comunidades autónomas, que "ya tienen lo suyo" para llegar al 1,5% de déficit, según este ministro. Este mismo jueves, Rajoy escuchará de dos de sus barones regionales, Alberto Núñez Feijóo (Galicia) e Ignacio Diego (Cantabria), que están con la soga al cuello. Que "estamos desnudos, no tenemos un euro", como retrató el líder cántabro.
Dicho lo cual, en el debate celebrado en la Cámara Baja sobre el último Consejo Europeo, el presidente dejó claro que las comunidades tienen que cumplir. Y, aún más importante, que el Gobierno sigue trabajando en acabar con esas "duplicidades y triplicidades" que tanto cuestan al contribuyente sin tocar, eso sí, el modelo autonómico. A esa caja de Pandora aún se resiste el Ejecutivo.
Por lo demás, el presidente se afanó por defender unas medidas "difíciles pero ineludibles" con el objetivo de sacar a España de la crisis. Y ya advirtió que aún queda por delante un arduo trabajo: "Los nuevos datos confirman el deterioro económico y la incertidumbre de los agentes económicos lastran las perspectivas", informó al hemiciclo.