En los últimos cuarenta años se han destruido más de siete millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero norteamericano. En el mismo periodo, la producción manufacturera en China ha aumentado un 6.257%. Ante datos como estos, suele asegurarse que la producción industrial en Estados Unidos es cosa del pasado. Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo la mayor fábrica del mundo.
Según datos de las Naciones Unidas, en 2010 (el último año del que se disponen datos fiables), el país con mayor producción industrial volvió a ser Estados Unidos, con un 19,6% del total mundial. China recortó distancias a gran velocidad consiguiendo el segundo puesto con un 14,8%. Pero la producción de Estados Unidos fue mayor que la de los cuatro siguientes juntos (del tercero al sexto): Japón, Alemania, Reino Unido e Italia. O lo que es lo mismo, una producción equivalente a los once siguientes juntos (del séptimo al decimoséptimo): Corea, Francia, Canadá, Méjico, India, Rusia, Brasil, España, Australia, Turquía e Indonesia.
El mayor productor del mundo, famoso por no producir nada
A pesar de que los principales organismos internacionales constatan año tras año la superioridad industrial norteamericana, en la opinión pública ha arraigado la idea de que Estados Unidos prácticamente ya no tiene sector industrial.
Recientemente, el millonario Donald Trump insistía en una entrevista concedida a la CNN: "Sabe usted, nosotros ya no fabricamos nada en este país", asegura. "Ofrecemos asistencia médica, realizamos muchos servicios. Pero el servicio grande es la producción manufacturera. Todo se fabrica en China, en su mayor parte". Por este y otros motivos, aseguró: "Mire, conozco a mucha gente en China; ellos piensan que somos los hijos de perra más tontos del mundo, ¿vale?".
Pero la realidad es bien distinta: en las últimas cuatro décadas raro ha sido el año en que la producción industrial norteamericana no haya aumentado. Y se ha mantenido siempre muy por encima de todos sus competidores. Estados Unidos fabrica anualmente productos por valor de más de dos billones de dólares, más del doble que en 1970.
Si el sector manufacturero norteamericano fuese un país independiente, sería la sexta economía del mundo, justo por detrás del PIB de Francia y superando el de Reino Unido, Italia o Brasil. Actualmente este sector constituye el 60% de las exportaciones norteamericanas, frente al 30% del sector servicios. Es más, a diferencia de los demás países industrializados, el sector industrial de EEUU no se ha estancado sino que sigue con su crecimiento anual promedio en torno al 2%.
Es cierto que China ha aumentado muchísimo su producción, reduciendo con ello el porcentaje de Estados Unidos sobre el total mundial. Sin embargo, esta reducción en términos relativos de la producción norteamericana no ha sido tan enorme como pueda pensarse. Si hoy en día representa casi el 20%, hace cuarenta años alcanzaba el 25%.
Cuestión de productividad
En noviembre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, el porcentaje de trabajadores norteamericanos que se dedicaban a la producción industrial alcanzó su máximo, con un 38,75%. Desde entonces, se ha ido reduciendo paulatinamente hasta quedar por debajo del 9% en 2009. Desde que la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) empezó a recoger estos datos en 1939, jamás se había registrado un porcentaje menor.
Lo que ha sucedido es que a medida que la productividad aumentaba en el sector, la reducción de trabajadores quedaba más que compensada por el aumento de su productividad. Así, si un trabajador industrial en 1970 producía al año bienes por valor de 44.570 (en dólares de 2005), en 2010 producía 123.968, prácticamente el triple.
La des-deslocalización
Sin embargo, el temido competidor chino no destaca tanto en competitividad, con lo que siguen existiendo oportunidades para generar nuevos empleos industriales en Estados Unidos. Recientemente, tres fabricantes de automóviles norteamericanos, Ford, General Motors y Chrysler, han anunciado que van a contratar 33.000 trabajadores. Esta noticia se ha producido después de que Toyota anunciara que fabricará coches en Estados Unidos para venderlos en Corea del Sur.
Casos como estos se están propagando por toda la geografía de Estados unidos: Element Electronics ha anunciado la apertura en Michigan de la primera fábrica de televisores de capital norteamericano desde que Zenith fue vendida a LG Electronics; el fabricante japonés de neumáticos Bridgestone Corp. invertirá 1.100 millones de dólares en la ampliación de una fábrica que posee actualmente en el estado de Carolina del Sur; Coleman Co., por su parte, traslada su producción de China a Wichita (Kansas) en lo que llaman "reshoring" en oposición al "off-shoring" (deslocalización), hasta ahora tan de moda; lo mismo está haciendo el fabricante de auriculares de alta calidad Sleek Audio, cerrando sus instalaciones productivas en China para abrir en el condado de Manatee (Florida); planes similares han anunciado Whirlpool y Horton Archery, entre otros.
Diversos bancos del Sistema de la Reserva Federal han ido registrando este aumento de la producción manufacturera en diversas regiones, como Tejas, Virginia y las Carolinas, y el Décimo Distrito, que incluye Kansas, Colorado, Nebraska, Oklahoma, Wyoming, parte de Nuevo Méjico y Missouri.
Así lo comentó el presidente de la FED, Ben Bernanke, en su reciente comparecencia ante el Comité de Servicios Financieros: "La producción industrial ha aumentado un 15% desde que la recesión tocó fondo y ha registrado sólidos incrementos desde mediados del año pasado, apoyada por la recuperación en las cadenas de suministros de vehículos a motor y los continuos aumentos en las inversiones empresariales y exportaciones".
El año pasado, el Boston Consulting Group publicó un informe titulado Made in America, Again. Why Manufacturing Will Return to the US (Fabricado en América. Por qué la producción manufacturera regresará a los Estados unidos). En él se estima que en 2015 la ventaja china de costes bajísimos habrá quedado prácticamente compensada por una combinación de diversos factores, a saber: el rápido crecimiento de los salarios en China, la mayor productividad en Estados Unidos, el tipo de cambio, los costes de fletes y de energía y los controles de calidad en China.
A principios de marzo, los autores del informe han reafirmado sus predicciones haciendo hincapié en que algunos sectores se verán más favorecidos que otros: el automovilístico, electrodomésticos, muebles, productos de plástico y goma, maquinaria, productos de metal y electrónica. Y un aviso a navegantes chinos: "Estos siete sectores, actualmente, constituyen casi dos tercios de los más de 325.000 millones de dólares de importaciones norteamericanas procedentes de China". Consideran que de mantenerse la tendencia, Estados Unidos podría crear hasta tres millones de nuevos puestos de trabajo en la industria y sectores auxiliares, reduciendo el desempleo en un punto porcentual y aumentando el PIB en 100.000 millones de dólares.
Otro dato a favor de los Estados Unidos es que el precio del metro cuadrado en muchas regiones es mucho más asequible que en las zonas de mayor industrialización china. Se ahorran así costes inmobiliarios y de transporte, manteniendo la producción cerca de los consumidores norteamericanos. Según un informe de Cushman & Wakefield, la ocupación de locales industriales "ha vuelto a niveles que no se veían desde antes de la recesión de 2008-09".
Tres motivos para el mito
El hayekiano profesor de economía Donald Boudreaux considera que el mito de la decadencia industrial norteamericana se basa en tres motivos.
El primer motivo sería que, si bien la producción industrial crece en términos absolutos, su peso en términos porcentuales sobre el PIB total de la nación se ha ido reduciendo en beneficio del creciente sector de servicios.
El segundo motivo que apunta Boudreaux tiene que ver con el tipo de productos que se fabrican en Estados Unidos. A excepción de los alimentos, bebidas y productos farmacéuticos, la mayor parte de esta producción no son artículos que uno pueda encontrarse en las estanterías del supermercado. La industria norteamericana produce muchos productos intermedios y máquinas, que son usadas en otros países para ensamblar el producto final. Así, el logo "fabricado en India" puede llevar a error, pues esconde la larga cadena de procesos productivos necesarios para producir incluso los objetos más simples.
Finalmente, Don Boudreaux hace referencia a la pérdida de puestos de trabajo del sector, lo que ha generado la sensación de que la industria desaparecía cuando, en realidad, lo que hacía era producir con tanta eficiencia que, cada vez, necesitaba menos trabajadores, no ya para producir lo mismo sino, incluso, para producir más.