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Rajoy ningunea a CCOO y UGT y retrata al PSOE: "Mucho déficit y deuda"

Rajoy no cede a la presión de sindicatos y PSOE. Defiende sus reformas frente a recetas "del siglo XIX" y pide "confianza" a los españoles.

Rajoy no cede a la presión de sindicatos y PSOE. Defiende sus reformas frente a recetas "del siglo XIX" y pide "confianza" a los españoles.

Mariano Rajoy mantiene inalterable su discurso, a pesar de la presión sindical y los partidos de izquierda -principalmente el PSOE-. Ante el primer gran órdago de CCOO y UGT, cerrada defensa de su plan de reformas y la advertencia de que habrá más ajustes una vez se aprueben los Presupuestos Generales. Ni una sola mención a la huelga general, cuyas palabras no menta, ni tampoco a detalles más concretos -pero que podrían servir de artillería- como que no se han respetado los cien días de Gobierno.

En el segundo día de campaña electoral en Andalucía, el presidente volvió a volcarse con Javier Arenas. Ambos acudieron a Almería, una tierra especialmente azotada por el desempleo, que se eleva más allá del 30%. Ante más de cuatro mil militantes y simpatizantes, que abarrotaban el auditorio, Rajoy proclamó: "No son tiempos fáciles, pero de esta vamos a salir. Nos va a costar, pero vamos a salir".

El jefe del Gobierno impregnó una vez más su intervención de tintes patrióticos, casi bélicos. Que tiene en la crisis económica el enemigo y por la que pide el esfuerzo de los españoles, codo con codo. "Tenemos que hacerlo entre todos: pymes, autónomos y trabajadores", afirmó, mientras el público le aclamaba al grito de "tú si que vales".

Rajoy aseguró que pondrá todo lo que está en su mano, y de ahí que volviera a pedir la "confianza" de los ciudadanos frente al ataque lanzado por los sindicatos. "En campaña, les dijimos que no teníamos una varita mágica. No la tenemos. Les dijimos que esto iba a llevar su tiempo, pero también que había que hacer reformas", prosiguió.

Fue entonces cuando adelantó que su plan pasa por seguir con la senda marcada. No habrá variaciones. El Ejecutivo no tocará los "pilares" de su propuesta laboral, adelantó en la víspera Soraya Sáenz de Santamaría. La certificación del presidente es inequívoca, al grito de "muchas reformas y vamos a hacer más". Y es que, arguyó, "estamos intentando abordar los problemas reales de la gente", destacando -por ejemplo- la "operación gigantesca" del pago a proveedores.

"Me gustaría resolver todos los problemas en media hora", pero no es posible, incidió. Y de ahí que volviera a apelar a su programa reformista como "un salto adelante, para modernizarse y adaptarse al siglo XXI". En la que tal vez fuera su alusión más clara a la huelga general, destacó: "No podemos aplicar recetas del siglo XIX para el siglo XXI porque si lo hacemos no quedamos fuera y no vivimos en la realidad. ¡Yo no estoy dispuesto!". En otras palabras, "no es problema de ideología sino de hacer lo que es necesario". A los sindicatos, cero. El ninguneo más calculado.

Sí se refirió expresamente a la huelga su número dos en el partido, María Dolores de Cospedal, para quien será "mala para España y para los trabajadores". Desde Avilés, Asturias, sus palabras más duras fueron para el PSOE, encargados de alimentar la protesta: "Los socialistas causaron el incendio de los 5.300.000 desempleados y ahora quieren ser los bomberos que prometen crear empleo en su campaña electoral".

En el Gobierno argumentan que no podían mantener una reforma laboral con orígenes franquistas. Más aún cuando en la anterior legislatura, unida a la "desastrosa" política económica, provocó "tres millones de despidos", en voz del propio Rajoy. En Almería, insistió en el mensaje y, en el ardor de la arena de campaña, lanzó un mensaje envenenado al PSOE: "Mucho déficit y mucha deuda, lo que siempre dejan los socialistas cuando dejan el Gobierno". Recibió entonces el aplauso más sonoro de los suyos.

Rajoy apeló al espíritu de 1996, cuando se inició la senda del crecimiento que llevó a la creación de cinco millones de puestos de trabajo hasta 2004. Una página "muy bonita de nuestras biografías" que llamó a reeditar, con Arenas en la Junta de Andalucía. "La historia demuestra que cuando hay determinación y convicción en lo que se hace, se recogen los frutos", sentenció.

Sus últimas palabras fueron, una vez más, con mayúsculas. "Tenemos una obligación con los españoles: cumplir", concluyó el presidente, ovacionado como siempre que acude a tierra andaluza. Y con ese "cumplir" Rajoy dejó claro, una vez más y por si quedaban dudas, que está convencido de que su hoja de ruta es la única posible para sacar a España del túnel de la crisis.

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