El pasado sábado día 3 de marzo, el embajador canadiense en Islandia, Alan Bones, tenía planeado pronunciar un discurso en un mitin del partido opositor de Islandia sobre el futuro de la divisa islandesa, la corona. Al parecer, el diplomático de Canadá iba a aclarar que si Islandia decidiese adoptar el dólar canadiense, su Gobierno estaría dispuesto a abrir negociaciones. Antes de su intervención, Bones concedió una entrevista radiofónica en la que fue diáfano: "Nosotros, ciertamente, estamos abiertos a discutir el asunto, si Islandia formula la solicitud".
Tras la entrevista, se filtró a la prensa que Bones iba a incidir en este asunto durante el mitin. El revuelo fue tal que la comparecencia del embajador quedó cancelada. Según informó el periódico canadiense The Globe and Mail, el Ministerio de Asuntos Exteriores canadiense consideró que no era adecuado realizar tales declaraciones en el acto del Partido Progresista: "Es un acontecimiento político. Así que se tomó la decisión de que no es adecuando que hable en ese acto [...] Si bien es posible que haya pensado en realizar esos comentarios, no se pronunciarán esos comentarios".
En ese sentido, el Ministerio aclaró la posición oficial del Gobierno canadiense el pasado viernes afirmando que "Canadá no realiza comentarios públicos sobre las divisas de otros países", y añadiendo que éste "es un asunto del gobierno y del pueblo islandés". El banco central canadiense, por su parte, evitó pronunciarse y remitió las preguntas al Departamento de Finanzas, que tampoco ha aportado nuevos datos.
Sigmundur Gunnlaugsson, el líder del partido organizador del citado acto, explicó que "simplemente intentaban generar un debate sobre las varias posibilidades de las que dispone Islandia". Por su parte, el ministro de Exteriores islandés, Ossur Skarphedinsson, aseguró estar "a favor de discutir las alternativas que podamos tener a la corona".
La idea de adoptar el dólar canadiense se remonta al año pasado, cuando un grupo de importantes empresarios islandeses se la plantearon al embajador Bones. De no ser por la entrevista, las filtraciones a la prensa y la subsiguiente cancelación, la intervención del diplomático en el mitin del partido en la oposición habría representado la primera respuesta canadiense. Según las filtraciones, Bones iba a referirse también a los riesgos de la adopción del dólar canadiense. Reikiavik perdería toda su soberanía monetaria, con lo que se verían reducidas sus opciones ante posibles fluctuaciones venideras.
Alternativas a la corona islandesa
Con un nivel de población semejante al de Vigo o Valladolid, de todos los países que disponen de una divisa propia con tipo de cambio flexible, Islandia es el más pequeño. Emite su corona desde que en 1885 prescindió de la divisa danesa; por aquel entonces, el dólar canadiense tenía quince años. Al cambio actual, una corona islandesa no alcanza para adquirir un céntimo de dólar canadiense.
Según Sebastien Galy, estratega de divisas de Société Générale, que un país "con la población de una ciudad canadiense de tamaño decente" tuviese una "divisa independiente" era algo que "siempre iba a ser un problema". Por lo que considera que apostar por "una nueva divisa ayudaría a aportar credibilidad a la vez que impondría ajustes en los precios internos".
Tras el desastre de 2008, las transacciones en el mercado de divisas islandés están limitadas a un máximo de 350.000 coronas (2.111,40 euros). Esto dificulta enormemente que Islandia pueda atraer inversión extranjera, ya que los beneficios obtenidos en el país difícilmente pueden transferirse al extranjero. Según los planes actuales del Gobierno, estos límites deberían empezar a desaparecer el año que viene. Pero diversos expertos temen que, sin estos controles, la inflación vuelva a descontrolarse y la corona pierda valor otra vez.
Cotización del dólar canadiense frente a la corona islandesa
Por el momento, la posición oficial del Gobierno islandés es la incorporación a la zona euro. Pero la adopción del euro no es un proceso rápido, y viendo como está el panorama en el continente la opinión pública en Islandia está considerando otras alternativas. En declaraciones al periódico canadiense The Star, el profesor Arsaell Valfells, de la Universidad de Islandia, afirmó: "Nadie quiere nuestra moneda. Es como si estuviésemos obligados a hacer negocios con dólares de Disney".
En una reciente encuesta de Gallup, siete de cada diez islandeses se mostraron favorables a la eliminación de la divisa nacional, la corona. Sin embargo, a pesar de los planes del Ejecutivo, un 52% no quiere que se adopte el euro. En otra encuesta, un 67,4% afirmó que votaría en contra de entrar en la Unión Europea si se plantease tal referéndum. De hecho, ante la elección entre el dólar americano, el canadiense, el euro y la corona noruega, la mayoría se decantaron por la divisa de Canadá.
Aunque les separen más de mil millas náuticas de las gélidas aguas del Atlántico Norte, Islandia lleva años mirando hacia su vecino americano. A principios del siglo XX, un gran número de islandeses emigró a Canadá huyendo de las erupciones volcánicas de la isla. Como resultado, Canadá alberga la mayor población emigrante islandesa, con unos 90.000 canadienses islandeses.
El PIB de Canadá -1,3 billones de dólares americanos- es más de cien veces mayor que el islandés, que apenas supera los 12.000 millones. Por lo que, si el pequeño país insular fuese a adoptar el dólar de Canadá, poco podría influir en su política monetaria. Y las autoridades monetarias canadienses, por su parte, poco tendrían que preocuparse de la macroeconomía islandesa.
Canadá y el atractivo ártico
La divisa nacional de Canadá, conocida popularmente como loonie, en referencia al animal que aparece en su reverso (pero que también significa "chalado" en inglés), es una moneda estable que goza de liquidez en los mercados internacionales. A diferencia de las principales economías mundiales, las perspectivas a largo plazo para la deuda soberana canadienses, son excelentes. Y eso se refleja en el prestigio de su divisa.
Para Canadá, la adopción de su divisa por parte de Islandia supondría la apertura a un modesto pero interesante mercado para los sectores del transporte marítimo, pesca y finanzas, entre otros. La última vez que un nuevo territorio adoptó el dólar canadiense fue en 1949, cuando Terranova (Newfoundland) dejó de ser la colonia más antigua del Imperio Británico para convertirse en la décima provincia de Canadá. Por lo tanto, existen precedentes relativamente recientes de territorios del Atlántico Norte que adoptan el loonie con éxito.
Islandia y Canadá comparten, además, un interés creciente en la llamada última frontera: los vastos y poco explotados recursos del Ártico. Se calcula que en esa región yace el 22% de las reservas mundiales de petróleo y gas, así como grandes cantidades de recursos minerales. Y esos son sectores en los que las empresas canadienses ya están bien situadas a nivel mundial.
Sin embargo, el analista Stefan Karlsson observa que cuando un país decide unilateralmente adoptar la moneda de otro suele ser porque ambos mantienen importantes relaciones comerciales. Pero, actualmente, Islandia sólo destina el 0,5% de sus exportaciones a Canadá. Y de lo que Islandia importa, sólo el 2% procede de Canadá. En este sentido, la corona noruega o el euro tendrían más sentido. En cualquier caso, Karlsson admite que el loonie podría ser una "mejora" respecto a la actual política monetaria de Islandia.