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La quiebra griega obligaría a rescatar a España e Italia

El fracaso en la operación de canje de la deuda griega supondría una factura superior al billón de euros.

El fracaso en la operación de canje de la deuda griega y la quiebra del país haría inevitable una ayuda adicional de 350.000 millones de euros para España e Italia, según un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF) conocido este martes y recogido por EFE-Dow Jones. La cifra es inferior a los 380.000 millones de euros que precisarían Irlanda y Portugal, cuyo peso en la zona del euro es considerablemente menor que el de España e Italia.

El organismo, que representa al sector privado en las negociaciones con Atenas sobre la quita de la deuda, considera además que el sector bancario de España e Italia debería obtener una recapitalización extra de 160.000 millones de euros. En conjunto, el informe estima que el fracaso en el acuerdo sobre la deuda griega y un impago desordenado de la deuda pública de ese país podría tener un impacto negativo difícil de calcular pero que podría superar el billón de euros.

Asimismo, el informe del IIF calcula unas pérdidas directas por la deuda griega de 73.000 millones de euros en caso de quiebra, dado que la exposición del Banco Central Europeo (BCE) a la deuda helena es de 177.000 millones de euros.

Los inversores privados con bonos griegos tienen hasta el jueves para decidir si participarán en la reestructuración de la deuda y el rescate del país, pero ante la escasez de detalles sobre su grado de implicación la atención ha girado hacia el desalentador informe sobre las consecuencias de un fracaso del acuerdo.

Las doce entidades miembros del IFF que han suscrito la propuesta hasta ahora son Allianz, Alpha Bank, AXA, BNP Paribas, CNP Assurances, Commerzbank, Deutsche Bank, Eurobank, Greylock Capital Management, ING, Intesa Sanpaolo y National Bank of Greece.

Se ha pedido a los asesores privados que acepten una quita del 53,5% del principal de la deuda griega que poseen: a cambio de los bonos actuales percibirían nuevos bonos griegos a 11 y 30 años con un valor del 31,5% del principal original y el 15% restante corresponderá a títulos a corto plazo emitidos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Por si una quita del 53,5% no es lo suficientemente desalentadora, algunos bancos estiman la pérdida actual en un 73% si se calcula en términos de valor neto.

Algunos inversores creen que el informe trata de persuadir a aquellos inversores que posiblemente se muestren reacios, como fondos de cobertura, para que ingieran esta amarga medicina. Los fondos de cobertura constituyen una parte pequeña de los miembros del IIF y se espera que muchos de ellos rechacen el acuerdo porque les ofrece pocos incentivos para firmar.

Si Grecia logra que el 90% de sus acreedores acepte el acuerdo, el carácter de la operación será voluntario. Si lo aceptan entre el 75% y el 90%, el acuerdo podría salir adelante pero Grecia tendría que forzar a los que se resistan a aceptar el acuerdo con cláusulas de acción colectiva ya autorizadas por el Parlamento de Grecia. Estas cláusulas incluirían a todos los inversores, incluso a aquellos que se negaran a aceptar.

El Banco Central Europeo y los bancos centrales de los países europeos sufrirían pérdidas en sus inversiones en bonos griegos; el banco central heleno se vería abocado a una situación muy complicada debido a sus propias pérdidas en deuda griega; y el BCE dejaría de aceptar los bonos griegos como colateral para respaldar operaciones.

De este modo, los bancos griegos dejarían de tener acceso a los fondos del BCE, a los que pueden recurrir actualmente mediante un programa especial de emergencia. Otros bancos que han utilizado la deuda griega como garantía ante el BCE tendrían que buscar otros activos.

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