Si algo ha cultivado Mariano Rajoy desde que ganó las elecciones, antes incluso de tomar formalmente las riendas, son las relaciones internacionales. Ahí está su agenda exterior en sus primeros setenta días de Gobierno, que le ha llevado a entrevistarse con los principales líderes europeos. Que se ha sacudido de golpe y porrazo la imagen de aislamiento de José Luis Rodríguez Zapatero nadie lo discute en las instituciones comunitarias, donde se le busca y se le da preferencia frente a otros.
En este marco, es evidente que el viernes, cuando lanzó la cifra del 5,9%, no se tiraba a la piscina sin que hubiera agua dentro. No es su estilo, siempre calculado. Rajoy había informado a los actores imprescindibles. No es que les pidiera permiso, ni mucho menos; es que les informó de por qué alcanzar el 4,4% del déficit público suponía, como bien resumió un alto cargo a este diario, un “crack nacional”. Le compraron su tesis, pero sólo en privado. Habrá que esperar hasta junio para, presupuestos en mano, para tener un ‘ok’ a micrófono abierto.
Salvado este punto, era la hora de mirar a los mercados. El viernes, el primer indicador no fue bueno: el bono italiano alcanzó al español y el diferencial de ambos países cerró la semana en 310 puntos. La Bolsa aguantó, si bien la verdadera lectura se espera este lunes, y de ahí que el presidente haya utilizado todo el fin de semana -desde Andalucía, arropando a Javier Arenas- para transmitir confianza. Negociaciones, agenda y mercados, tres claves de un puzzle que actualiza la política económica del Gobierno.
1) Las negociaciones del 5,9%
Los teléfonos suenan, las reuniones discretas se multiplican. El Consejo de Ministros en pleno vuelve a coger el avión para reactivar la marca España. Y no hay día que las oficinas de Economía, Exteriores, Europa o Comercio de la Moncloa no hagan gestiones con París, Berlín o Londres. Se habla "casi a diario" para intercambiar información o solucionar dudas.
El presidente está especialmente implicado en este modo de acción. Sus llamadas a Durao Barroso o Van Rompuy son "habituales", como se llevaron a cabo los días previos al Consejo Europeo. Con el comisario comunitario Johannes Hahn despachó en su residencia en la víspera de trasladarse a Bruselas. También incluso Olli Rehn, el comisario económico, siempre muy duro con España. Si es necesario, tampoco duda en descolgar el teléfono para conversar con cualquiera de sus homólogos.
Esta circunstancia, la de una comunicación fluida y sincera, es la que esgrime la administración para explicar que España "no está contra las cuerdas" y el Gobierno tiene razones para creer que la Unión Europea avalará su objetivo de déficit público, que asciende al 5,8% frente al 4,4. "Es parte de la liturgia comunitaria", esgrimen las fuentes consultadas, que oficialmente se diga una cosa y en los despachos otra. El viernes Angela Merkel reiteró que hay que cumplir los objetivos mientras Rajoy relajaba el de déficit, pero ya había sido informada del cambio y no había puesto pegas.
No solo ella, y por su puesto su equipo, sino todo aquél que tiene algo que decir en la evolución económica de España. También el Gobierno francés, a través de los cauces habituales, y las principales instancias comunitarias. De igual forma, el BCE, el FMI y la Reserva Federal de Estados Unidos sabían del cambio del objetivo de déficit antes del anuncio público de Rajoy, el viernes desde el corazón de Europa.
2) La agenda de trabajo
El Ejecutivo, explican, va quemando etapas. En el mes de abril, España -junto con el resto de países- tendrá que presentar su plan de reformas (Presupuestos Generales del Estado incluidos) a la Comisión Europea, que cuenta con todo el mes de mayo para evaluar los informes remitidos por Madrid. En junio, el Consejo pondrá nota a Rajoy.
Acogiéndose a ese diálogo, el equipo del presidente asegura que cada uno de los pasos que está dando España gusta "a quienes tiene que gustar". De igual forma, las líneas maestras de los nuevos ajustes que recogerán las cuentas públicas, esbozadas por el propio Rajoy en Bruselas, también se acogieron con satisfacción. Ahora bien, "es normal que digan que quieren mucha más información. Pero para eso están los meses de mayo y junio", inciden en Moncloa. Liturgia y más liturgia.
Cuando la letra se convierta en música, el Gobierno da por descontado que la UE rebajará el pulso que, públicamente, hoy sigue manteniendo con el país. Ve un gesto significativo en el condicional que incluyó en sus conclusiones de la última cumbre: los países "deberían" cumplir con el techo de déficit, que en el caso patrio es del 4,4%. Un dato, recuerdan en el gabinete, que no pocos portavoces comunitarios han ido admitiendo que se estableció de acuerdo a previsiones maquilladas y que hoy no sirven.
Así las cosas, en junio, Rajoy espera recibir de sus socios, con los que despacha y tiene una relación más que cordial, su plácet a la cifra del 5,8. "Ya han hablado de ello. El presidente ha tomado sus decisiones con la seguridad de que no le va a estallar", afirma un miembro de su equipo. Por su parte, el presidente se volverá a comprometer a alcanzar el 3% en 2013, cumpliendo así con el Pacto de Estabilidad, la regla de oro para evitar crisis futuras.
3) A la espera de los mercados
Hasta el nuevo día D, lo que pretende el equipo de Moncloa es que no haya malentendidos, que las dudas se solucionen por los cauces internos, mientras públicamente cada uno siga asumiendo su papel. "El Gobierno tiene derecho a estar contento. Nadie ha hecho más en menos tiempo. Estamos tomando las medidas necesarias en un contexto muy complicado". Así lo entiende el presidente, y cree que su mensaje ha calado en Europa. Su duda, su temor, son ahora los mercados. Los movimientos negativos de la prima de riesgo el viernes han hecho saltar algunas alarmas.
El Gobierno estará muy pendiente a la apertura de la Bolsa del lunes, ya que algunas voces apuntan a posibles “sustos”. De ahí que Rajoy, de precampaña por Andalucía, haya incluido constantes mensajes de tranquilidad y confianza. “España asume sus compromisos y va a cumplir con el déficit público en la UE”, dijo el sábado desde Lucena, Córdoba. Al día siguiente, aclamado en Andujar (Jaén), añadió: “Seguir controlando el déficit público no es incompatible con defender el sentido común y nuestros intereses”.
Píldoras de seguridad en el país a la espera de que los mercados impongan su propia lectura sobre la nueva etapa económica, abierta a raíz del objetivo del 5,8%. “La obligación de un gobierno es gobernar, coger el toro por los cuernos”, sentenció el presidente.