La causa más peregrina puede llegar a producir los efectos más inimaginables. Por ejemplo se ha demostrado que un aumento en el salario produce una disminución de la oferta individual de trabajo, que un aumento en el subsidio de desempleo aumenta el número de parados, pero no conozco estudio alguno para la relación entre los recortes presupuestarios y el despertar de los instintos animales de la humanidad o, al menos, de parte de ella.
Que la necesidad de una disciplina presupuestaria frente al despilfarro zapateril, provoque la violencia delictiva callejera con quienes no fueron la causa de tales desmanes (ciudadanos en general, gobiernos recién elegidos, empresas y entidades públicas y privadas, etc.), es un acto irracional y como tal propio de seres inferiores guiados por sus instintos. Que de ello se aprovechen política y socialmente personajes desalmados, nada tiene de sorprendente; la historia está repleta de fauna semejante. Que a la movilización se adhieran personas bien intencionadas, tampoco es novedad, pues, está demostrado que son los últimos que se enteran de las cosas. Ya saben: “no era esto, no era esto...”.
Los recortes son cualquier cosa menos un capricho. Los recortes son la consecuencia de casi ocho años de desmanes en las administraciones públicas. Ocho años de engaño permanente del Gobierno del PSOE, esforzándose en convencer a la población de que aquí no pasaba nada y que se podía seguir gastando recursos públicos como viniera en gana, gracias a un sistema financiero de gran fortaleza. Aún la semana pasada hubo que oír de una alta representante del PSOE, que en las cuentas de Zapatero no hubo déficit.
Cuando se mezcla la ignorancia, la arrogancia y el despotismo, con la ansiedad de dinero, la ambición de poder a cualquier coste y el sentido de apropiación del Estado, los resultados son los que nos han dado los gobiernos de ZP. Escalada de gasto público, contratación desmedida de empleo público, malversación de caudales públicos... desembocarían en la quiebra de la economía española, edificada sobre las administraciones públicas. Nadie hizo lo que tenia que hacer –aunque les pagábamos para ello– y muchos, encabezados por el Presidente, hicieron lo que no debían hacer.
Que ahora se vocifere, se violente, se coaccione a quien nada tuvo que ver con aquello es un acto de animalidad, lo promueva quien lo promueva y lo respalde quien lo respalde. Ante la situación, una consideración: los ciudadanos que tratamos de vivir en paz y de ejercer nuestros derechos cívicos, precisamos que se nos garantice el orden público y que rija el estado de derecho, también, con los que violentan el orden, pues, todos tenemos derechos, pero también obligaciones para con los demás.
¿Cómo habría resuelto la situación Alemania, Francia, Reino Unido, etc.? Pues, también nosotros. Nada hay que temer desde la legalidad. Las alusiones a la violencia de las fuerzas del orden, son el resultado de viejas asignaturas pendientes y, con los suspensos, mejor no contar.
José T. Raga
La zoología de los recortes
Los recortes son cualquier cosa menos un capricho. Son la consecuencia de casi ocho años de desmanes en las administraciones públicas. Ocho años de encaño permanente del Gobierno del PSOE
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