¿Hace el Gobierno todo lo que puede para sanear las cuentas públicas? Si escuchamos a Alemania o a la Comisión Europea, con su insistencia machacona de que el objetivo de déficit presupuestario de España para este año tiene que ser el 4,4 por ciento, y no el 5,8 por ciento que acaba de fijar el Ejecutivo, parece como si el Gabinete quisiera relajarse y, ni mucho menos, poner toda la carne en el asador. Sin embargo, si situamos las cosas en su justo contexto, lo cierto es que el esfuerzo que se va a realizar va a ser muy importante.
De entrada, el objetivo que acaba de establecer el Gobierno supone recortar el déficit en casi tres puntos, lo que ya es un esfuerzo importante de por sí. Pero es que también hay que tener en cuenta que no es lo mismo realizar dicho esfuerzo con una economía al alza, o al menos estancada, que en medio de una fuerte recesión porque la caída del PIB del 1,7 por ciento este año que prevé el Ejecutivo implica una merma de casi el 2 por ciento en la recaudación tributaria y, encima, hay que afrontar más pagos por prestaciones por desempleo como consecuencia de los 630.000 puestos de trabajo que se van a destruir este año. En este contexto, reducir el desequilibrio de las cuentas públicas en casi tres puntos es un esfuerzo muchísimo más importante de lo que, a simple vista, pudiera parecer.
Si el Gobierno hiciera caso a Bruselas y tratara de llegar en el recorte hasta el 4,4 por ciento, lo único que conseguiría sería deprimir muchísimo más todavía la economía española, profundizar en su recesión y su proceso de destrucción de empleo. Y con las dinámicas de reducción de los ingresos tributarios y de incremento del gasto público que se derivan de dichos fenómenos puede que, incluso, no se consiguiera llegar a dicha cifra. En consecuencia, el objetivo que ha fijado el Ejecutivo está bastante bien calibrado, dadas las difíciles circunstancias por las que la economía española tiene que atravesar este año.
¿Lo aceptará la Unión Europea? Yo creo que sí. Una cosa son las declaraciones pública y otra la realidad. Y la realidad, lo que dice, es que Bruselas no puede dar abiertamente el plácet a España para que modifique al alza su objetivo de déficit para que las cosas no se tomen en Grecia como una relajación de las presiones para sanear las cuentas
públicas, porque los griegos necesitan muy poco para dejar de hacer lo que tienen que hacer. Pero una cosa es que haya que guardar las formas por parte de la UE, dado como están las cosas con Grecia, y otra muy distinta es que allí no entiendan la realidad de la economía española. Por el contrario, la comprenden a la perfección, pero no lo pueden decir en público por motivos obvios, de la misma forma que tampoco se van a poner
con España como se ponen con Grecia porque Rajoy haya decidido que el recorte se queda en el 5,8 por ciento.
Emilio J. González
Un esfuerzo muy importante
Si el Gobierno hiciera caso a Bruselas y tratara de llegar en el recorte hasta el 4,4 por ciento, lo único que conseguiría sería deprimir muchísimo más todavía la economía española, profundizar en su recesión y su proceso de destrucción de empleo
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