El Gobierno prepara su Ley de Presupuestos asumiendo que es imposible alcanzar el objetivo de déficit del 4,4 por ciento, que la UE nos ha marcado para este año. El señor Rajoy y su equipo dan por hecho que Bruselas concederá un 5,5 en 2012, a cambio de ganar el próximo año el terreno perdido en este y llevar el déficit al 3 por ciento. El lastre de un déficit del 8,5 por ciento registrado en 2011 como herencia del anterior Gobierno es una carga demasiado pesada.
Los ajustes que exigiría el objetivo del 4,4 tendrían tal coste para la población que la sociedad española caminaría sobre un polvorín. Diga lo que diga Bruselas, el señor Rajoy trabaja con la opción única de un déficit más flexible y realista para este año y un esprint para llegar el próximo al 3 por ciento. Será una flexibilidad relativa, pues llegar a ese 5,5 por ciento requerirá de un nuevo y drástico recorte al gasto y la inversión pública, mayor que el aprobado el pasado mes de diciembre. Si entonces fueron 15.000 millones, ahora serán entre 34.000 y 36.000 millones de euros los que el Gobierno anunciará que recorta.
Probablemente, esperará a que pasen las elecciones andaluzas y asturianas para exponerlo a la opinión pública. El coste en crecimiento y empleo será altísimo. El señor Alberto Recarte, consejero fundador de Libertad Digital y comentarista de esRadio, estima que el PIB caerá un 2 por ciento como consecuencia del nuevo programa de ajustes.
La sociedad española está al límite de sus fuerzas y no puede pedírsele más a España. La UE debe ser consciente de que hay un nuevo Gobierno con una acreditada voluntad de poner a nuestro país en la senda del equilibrio y el crecimiento, pero que aún afronta la ruina creada por el anterior Gobierno sin saber cuál es su dimensión exacta, mientras afloran déficits ocultos y otros datos escondidos por el vicio de la mentira al que han sido adictos el señor Rodríguez Zapatero y sus nefastos ministros. Por su parte, el Gobierno del señor Rajoy debe hacerse a la idea de que no bastará con recortes en el Presupuesto, sino que será preciso reducir el tamaño de la Administración en España, suprimir las subvenciones a sindicatos y partidos y plantearse en serio soltar onerosas cargas como las del ente público Radio Televisión Española. Lo que está haciendo el Gobierno del PP es indispensable, pero no será suficiente.