"Descentralizar la negociación colectiva podría reducir la tasa de paro de una economía a largo plazo en unos 4 puntos porcentuales". Ésta es la conclusión más importante del estudio sobre el mercado laboral que el Banco de España ha publicado este miércoles, en su boletín económico mensual. Según los cálculos de Juan F. Jimeno y Carlos Thomas, llevar la negociación a nivel de empresa, podría hacer que una economía con una tasa de paro del 20% bajase hasta el entorno del 15,5-16% (sólo con el efecto de esta medida). En el caso español, con más cinco millones de parados que suponen el 23% de la población activa, un descenso de esta magnitud implicaría que un millón de desempleados encontrasen un trabajo.
El trabajo de Jimeno y Thomas se inicia analizando la situación actual del mercado laboral español. A más del 50% de los trabajadores cubierto por negociación colectiva se les aplica el convenio provincial; mientras, menos del 10% están bajo el ámbito del convenio de empresa. En total, existen unos diez millones de trabajadores acogidos a cinco mil convenios de todo tipo (empresarial, sectorial, provincial, autonómico) que afectan a más de 1.400.000 empresas.
Lo primero que destacan los autores es que éste podría ser el peor de los mundos posibles. Siguiendo varios estudios realizados en la última década, llegan a la conclusión de que tanto la negociación a nivel de empresa como la de nivel estatal, tienen aspectos a su favor, mientras que las de ámbito intermedio mayoritarias en España (como la provincial o la sectorial) no se benefician de ninguna de sus ventajas: ni "está constreñida por la presión competitiva de la negociación empresarial", ni por externalidades" como el incremento general de los precios (inflación). Por eso, en estos ámbitos intermedios "tienden a alcanzarse aumentos de salarios mayores que los de la productividad".
La experiencia en España parece corroborar punto por punto esta afirmación. Por ejemplo, hace unos meses en Iberdrola se alcanzó un pacto para ligar los salarios a la productividad; y en enero, UGT, CCOO, CEOE y Cepyme llegaron a un acuerdo de moderación salarial que fijaba unas subidas salariales de hasta el 0,5% para 2012 y hasta el 0,6% para 2013. Es decir, si la negociación es a nivel de empresas o a nivel estatal, es relativamente sencillo lograr un acuerdo que no dispare los costes. Algo mucho más difícil en los niveles intermedios.
La destrucción de empleo
Lo interesante en el análisis de Jimeno y Thomas es que ligan esta estructura de negociación con la creación o destrucción de empleo. La conclusión es que el sistema vigente hasta la última reforma laboral "genera una mayor tasa de paro", puesto que provoca subidas salariales superiores a la "productividad", que acaban afectando a la competitividad de la empresa y a su supervivencia (o al menos a su capacidad para mantener todos sus puestos de trabajo).
La pregunta que se hacen los dos investigadores es qué pasará en España cuando se empiece a aplicar la nueva reforma laboral en el ámbito de la negociación colectiva. En su opinión, "los cambios introducidos en el régimen de descuelgues y con la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los de ámbito superior deberían producir un aumento de la negociación colectiva en el ámbito de la empresa que, de acuerdo a los resultados que aquí se presentan, contribuiría a reducir la tasa de desempleo".
Evidentemente, la pregunta clave no es sólo si habrá creación de empleo, sino de cuánto estamos hablando. Según lo publicado por el BdE, una "estimación conservadora" sería que la tasa de paro podría situarse en el 15,7% a largo plazo, partiendo de un escenario inicial del 20%. Esto no quiere decir que ésa sea la única consecuencia de la reforma laboral, puesto que esta norma afecta a otras cuestiones que no tienen nada que ver con la negociación colectiva, pero sí que este cambio puede provocar por sí sólo una caída del paro de alrededor de un millón de personas a largo plazo.
Alemania y flecos
En la misma línea que Jimeno y Thomas, Samuel Bentolilla y Marcel Jansen se muestran optimistas en Fedea acerca de las consecuencias que traerá el cambio en la negociación colectiva. En su opinión, "los salarios y otras condiciones laborales no responden suficientemente [en España] a la situación económica". Estos dos profesores recuerdan el caso alemán, hace una década el "enfermo de Europa", con una tasa de paro del 9,3% (llegó a superar la española) y muy bajo crecimiento. Desde que se produjo un importante proceso de descentralización, todo esto cambió: en 2010, un 9% de las empresas recortó los salarios base, pero la tasa de paro no subió del 7%.
Sin embargo, Bentolilla y Jansen alertan de dos peligros que se esconden tras algunos de los flecos de la reforma laboral. Por ejemplo, piden que la eficacia normativa de los convenios sectoriales quede limitada "a unos umbrales de representatividad reforzados para las empresas y los sindicatos". Esto es así, porque, aunque la reforma prevé que la negociación en la empresa tenga prioridad, en muchas pymes será difícil pactar un convenio completo (quizás se acuerden sólo algunas cláusulas y el resto se liguen al convenio sectorial). En este caso, si los sindicatos y la patronal que firmaron el convenio de sector no tienen una representatividad real (a veces sólo están presentes y conocen las grandes empresas) sus acuerdos puedan estar lejos de la situación real de muchas de las compañías afectadas por este pacto (especialmente las pymes).