Entre los días 13 y 21 de febrero de 2012, se han desarrollado una serie de merecidas aportaciones sobre Luis Ángel Rojo. Por una parte, en la Fundación Areces se presentó el día 13 el libro coordinado por Carlos Sebastián Luis Ángel Rojo. Recuerdo y homenaje. El día 21, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas se trató por el ponente el tema Advertencias actuales de Luis Ángel Rojo desde la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: etapa final, 1998-2010. Y también el 21 de febrero, el Gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, pronunció un importante Discurso de apertura de la conferencia en memoria de Luis Ángel Rojo, donde señaló, con todo acierto, "que una primera manera de rendirle homenaje era editar un libro con una amplia selección" de los "numerosos textos escritos de conferencias y discursos que tuvieron un gran impacto en la sociedad española y en el debate de política económica en una etapa de singular importancia para la modernización de nuestra economía". Y como una especie de preámbulo, se desarrollaron en el Banco de España "cuatro sesiones que giran sobre temas que, en buena parte, reflejan los principales campos en los que se desarrollan la principal labor académica y las mejores contribuciones a la política económica que hizo Luis Ángel Rojo. La primera de ellas versa sobre la política monetaria y la fiscal; la segunda, sobre los retos de la integración europea; las dos últimas girarán en torno a la economía española y al papel que desempeñó Luis Ángel Rojo en el diseño de la política económica de este país".
Todo esto era obligado. Conviene explicarlo. Hemos destacado entre todos, en el libro coordinado por Carlos Sebastián, que Luis Ángel Rojo era, simultáneamente, tres cosas. Por un lado, un excelentísimo economista. Un científico de esa categoría puede quedarse sólo en eso. No ocurrió con Luis Ángel Rojo, porque era también un profesor de primera categoría, creador de una auténtica escuela en la Universidad Complutense. Pero es que, además, fue un servidor público de primera clase, desde su inicial puesto como Técnico Comercial del Estado en el Servicio de Estudios del Ministerio de Comercio, a su puesto de Gobernador del Banco de España. Y además, no era un pedante. Lo demostró una y otra vez en sus intervenciones y en los debates subsiguientes en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Creo que este libro pone a las claras todas esas virtudes excepcionales de Luis Ángel Rojo. El resto, lo ratifica.
En sus Proverbios morales, el judío de Carrión Sem Tob, nos enseñó que "quien antes no esparza / trigo, non lo alega i / si so tierra non yaze, / a espiga non llega". Rojo esparció tanto trigo en estas tierras de los economistas españoles y lo hizo so ellas que, gracias a él, claro que nos llega, y nos seguirá llegando por mucho tiempo, la espiga de una acertada política económica.