Mariano Rajoy siempre justifica sus medidas, algunas de las cuales provocan rechazo social, en el histórico espaldarazo electoral que consiguió el pasado 20 de noviembre, una mayoría absoluta superior incluso a la de José María Aznar en el año 2000. Es un argumento que utilizó incluso antes de las elecciones para llamar al voto masivo, en comparación a lo que estaba ocurriendo en Italia, donde era elegido a dedo un tecnócrata: Mario Monti.
El presidente español nunca ha tenido reparos en distanciarse de su homólogo italiano. Él, alega, es un político de verdad, con todas las de la ley, y eso le da un plus de confianza. Es la letra de la canción entonada entonces, y que hoy mantiene. Sin embargo, el destino -o no- ha hecho que sea con Monti con quien vaya a recibir una de las noticias más importantes para España desde que es presidente: la revisión de los presupuestos por parte de la Unión Europea, paso previo para negociar el techo del déficit público, actualmente situado en un 4,4% que el Gobierno considera inalcanzable.
Si nada cambia, las previsiones de Bruselas para este año se conocerán este jueves, día en que Rajoy y Monti se reunen en Roma. Una vez que esté sobre la mesa este dictamen, será el momento de negociar con dureza, para subir de ese 4,4% al 5% que el Gobierno tiene como objetivo.
¿Crecimiento?
A día de hoy, las previsiones de Bruselas para España auguran crecimiento en 2012, aunque sea un tímido 0,7%. Sin embargo, hay que recordar que esta cifra se cerró de acuerdo a las cuentas remitidas por el anterior Ejecutivo, que dibujaban un déficit del 6%. Este maquillaje pronto empezó a caerse, cuando el Banco de España y el Fondo Monetario Internacional alertaron de un pronóstico oscuro: España entrará en una recesión, que podría llevar a una caída del PIB de entre el 1,5 y el 1,7%.
Por todo esto, el Gobierno da por hecho que la UE actualizará sus previsiones adecuándose a las nuevas cifras con las que trabaja, y que elevará el techo de déficit. "Sabe que las cuentas son irreales y las modificará", aseguran, sin medias tintas. El propio Rajoy ha trabajado para que ésta sea la percepción en las instituciones comunitarias, con despachos discretos con sus líderes, como Durao Barroso.
Con Monti, que también espera que adecuen sus previsiones, Rajoy aguardará la decisión. De hecho, es más que posible que el informe de la UE se conozca cuando ambos departan a puerta cerrada, en su segunda visita internacional en pocos días. Será en Roma, el otro epicentro de la crisis junto a Atenas, donde sabrá si la puerta para negociar la regla de oro del déficit se abre o se cierra de un portazo. Eso sí, desde Moncloa insisten en que el presidente es optimista.
Negociación paralela
De hecho, el Ejecutivo ya está ocupado en la negociación paralela. El objetivo es conseguir acabar con la cifra maldita del 4,4% para subirla a un 5%. Una operación a la que se dedicará en cuerpo y alma el propio Rajoy a partir de la próxima semana, en la reunión del Consejo Europeo, cuando pasará hasta 48 horas en la capital comunitaria. Antes, ya habrá negociado Luis de Guindos, al que los socios europeos tienen un gran respeto. El "proceso de análisis" ha comenzado, vino a decir esta misma semana el titular de Economía.
En el encuentro de este jueves con el primer ministro italiano, además, Rajoy volverá a sacar pecho sobre la carta que será presentada en el Consejo Europeo, y que también rubrica David Cameron, con quien se vio este martes. Una misiva que pide medidas concretas que favorezcan el crecimiento económico, y no solo políticas de ahorro. En Italia, como en Reino Unido, se habla del eje a tres frente al franco-alemán, si bien el presidente español rechaza tal extremo. "No es un frente de nadie contra nadie", dijo, con Cameron escuchándole con atención. Para Rajoy, si un ejemplo hay de recuperación económica ése es, hoy por hoy, el de Alemania.