El Índice de Libertad Económica (ILE) de la Fundación Heritage y el WSJ, presentado en España por la Fundación FAES, vuelve a destacar la relación entre libertad y prosperidad. Los países más libres, económicamente hablando, también son los que menos han sufrido los embates de la Gran Recesión que golpea al mundo occidental desde el año 2007. Ésta es una de las principales conclusiones que pueden extraerse de la lectura de la edición de este año del ILE, que ha sido presentado este martes en Madrid por el presidente de Libertad Digital y economista Francisco Cabrillo, junto a Pedro Schwartz, Joaquín Trigo y James Roberts, de la Heritage Foundation.
Aunque desde que comenzó esta crisis, que en España parece interminable, se ha repetido que estábamos ante una recesión de carácter mundial de la que era prácticamente imposible escapar, lo cierto es que un análisis un poco detallado de los datos ofrece una conclusión completamente diferente: cuanto más libre es un país, más opciones tiene de que su paso por esta crisis sea suave y de que su recuperación se consiga de forma rápida y sólida.
El ILE siempre ha mostrado una fuerte correlación entre prosperidad y libertad. Pero en estos años, es curioso comprobar como también puede establecerse una relación entre los países avanzados que menos han sentido la recesión y los que tienen una economía menos intervenida por las autoridades.
España, entre Emiratos y Barbados
En este sentido, España ha vuelto a caer en esta edición (los datos se recogieron entre julio de 2010 y junio de 2011) cinco puestos: del 31 al 36º. El principal culpable de esta involución ha sido el Gasto Público, uno de los diez capítulos en los que se divide el ILE. En este campo, España ha perdido 12 puntos (en un baremo sobre cien), pasa de 49.3 a 37.1, quedándose en el puesto 145º a nivel mundial.
Si a esto le sumamos la tradicional mala nota en Libertad Fiscal (puesto 162º) y el desastroso lugar de la legislación laboral (puesto 123º), no es extraño que nuestro país ocupe el 36º en la clasificación general, justo por detrás de Jordania, Botswana, Georgia o Emiratos Árabes Unidos y por delante de Barbados o Bélgica. Además, hay que tener en cuenta que muchas de las cuestiones que mide el ILE y en las que España está bien clasificada (como la libertad financiera o comercial) vienen impuestas desde la UE. Es decir, ni siquiera son mérito de una legislación propia especialmente acertada.
Los vencedores
El ILE de este año muestra algunos datos preocupantes para la economía mundial. Así, tanto Europa (-0,7) como América del Norte (-1,3), las dos regiones más ricas y más libres, pierden parte de su puntuación, arrastradas por una crisis que está propiciando la vuelta del populismo disfrazado de intervencionismo. De hecho, la nota del conjunto de los países ha pasado de 60,2 al 59,5.
A cambio, las buenas noticias están, como casi siempre, en los primeros puestos de la clasificación. Los cinco primeros mantienen su posición de privilegio y todos ellos son una prueba de cómo superar una situación delicada como la que ha enfrentado la economía mundial desde 2007. Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Suiza también han vivido años difíciles. Todos salvo Australia vieron como su PIB caía en 2008, pero todos ellos también han salido con rapidez del estancamiento. Suiza, encalvada en mitad de una UE moribunda, ha crecido un 2,6 y 2,4% en los últimos dos años. Mientras, el resto de sus compañeros en el cuadro de honor, ha salido casi sin rasguños de la Gran Recesión, convirtiendo a la región de Asia-Pacífico en la locomotora de la economía mundial. De esta manera, Hong Kong creció un 6,8 y un 5,4% en 2010 y 2011; Singapur un 14,5 y 5,2%; y Australia un 2,7 y un 3%.
Por regiones, las pautas de comportamiento son similares. Los países de la UE mejor clasificados son Irlanda (9) y Dinamarca (11), Luxemburgo (13). Todos ellos, salvo Irlanda, están viendo una rápida recuperación y no tuvieron una caída especialmente dolorosa. Incluso el país celta, metido en un grave problema de deuda pública por la decisión de su Gobierno de rescatar a sus bancos y no por una debilidad estructural de su economía, es el único de los periféricos que afronta el futuro con cierto optimismo.
Los perdedores
Mientras tanto, la foto del ILE también puede servir de muestra de por qué están como están los países en problemas. Así, Italia ocupa el puesto 98, justo por detrás de Azerbaiyán y por delante de Honduras. La corrupción y el gasto público condenan por completo al país transalpino, que ha perdido más de cinco puntos desde 2008, una de las mayores caídas a nivel mundial.
Y si Italia está mal, peor está Grecia, en el puesto ¡119!, entre Benín y Senegal. Que un país con esta puntuación entrase en el euro y comparta política monetaria con Alemania o Finlandia es realmente llamativo. Además, pese a las protestas de los manifestantes helenos, el país no sólo no se ha liberalizado en los últimos años, sino que ha sufrido una involución: pierde terreno en 6 de los diez capítulos del ILE. No es extraño, por tanto, que lleve dos años bordeando el precipicio y que sus socios de la UE sientan que no ha hecho los cambios necesarios como para ofrecerle un rescate incondicional.