Vicenç Navarro, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra y profesor que fue en la Johns Hopkins University, arremetió en Público contra Steve Jobs, "muy representativo del emprendedor que ha hecho una enorme fortuna a base de utilizar y explotar para beneficio propio bienes comunes sin los cuales no hubiera alcanzado su éxito. Es más, su fortuna se basó, en parte, en una enorme explotación de otros seres humanos".
Censura a Apple porque no produce en Estados Unidos sino en China, donde "se explota brutalmente a sus trabajadores". Asombrosamente, solo se limita a criticar lo que sucede en Shenzen, el llamado Silicon Valley de China, donde se trabajan muchas horas "en condiciones militares" y "un ambiente de terror". China es una dictadura comunista, pero el doctor Navarro (con perdón de Azpilcueta) no dice ni una palabra sobre lo que sucede en el resto del país, como si allí el resto de los chinos no fueran explotados y no trabajaran muchas horas bajo un ambiente de terror y "antagonismo, casi hostilidad, hacia la clase trabajadora".
Es tan difícil encontrar en Navarro una crítica al comunismo como un elogio al capitalismo y a los empresarios, que son malos cuando no dan dinero a actividades benéficas, pero también son malos cuando lo hacen, porque se trata de una "estrategia de marketing para mejorar su imagen".
También es paradójico su reproche a Steve Jobs porque su empresa se benefició de los conocimientos producidos por instituciones públicas financiadas con dinero de los contribuyentes. Como sabe cualquiera, el gasto público en investigación se justifica en todo el mundo con el argumento de que los ciudadanos…¡pueden beneficiarse del mismo!