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Emilio J. González

Los sindicatos y las cajas

Si los sindicatos hubieran cumplido con su papel teórico en las cajas de ahorros, posiblemente nada de lo que está ocurriendo ahora con la economía española hubiera llegado a suceder

¿Qué hacen los sindicatos en los consejos de administración de las cajas de ahorros? Sobre el papel, los sindicalistas se sientan allí para proteger los intereses de los trabajadores de estas entidades de crédito. Incluso, siendo generosos, hasta nos podríamos creer eso que dicen de que, además, defienden con su presencia el interés general de la sociedad. La realidad, como demuestra el caso del líder de UGT-Madrid, José Ricardo Martínez, es que están allí para llevárselo crudo. Da lo mismo que quien esté cobrando cientos de miles de euros anuales por su presencia en los mismos se quede con el dinero en concepto de remuneración por los servicios prestados o que lo entregue al sindicato. Lo cierto es que, por lo que hemos visto en relación con el  desarrollo de la crisis financiera española, lo importante era cobrar.

Si los sindicatos hubieran cumplido con su papel teórico en las cajas de ahorros, posiblemente nada de lo que está ocurriendo ahora con la economía española hubiera llegado a suceder. Si su misión es defender los intereses de los trabajadores, lo que tienen que hacer es velar en todo momento porque los administradores de estas entidades de crédito actúen con el rigor y prudencia necesarios en el sistema financiero para garantizar su continuidad sin contratiempos y, con ella, la de los empleos que crean y mantienen. Sin embargo, cuando los balances de las cajas se sobrecargaban de créditos hipotecarios y de préstamos al sector inmobiliario que ponían su futuro en riesgo, los sindicatos no han dicho ni hecho nada para impedirlo. ¿Alguien les ha escuchado lanzar alguna advertencia sobre los riesgos que empezaban a acumular las cajas en sus carteras de préstamos? ¿Alguien les ha visto movilizarse para evitar que el nivel de riesgo llegara a tales extremos que provocara la crisis de la entidad y, con ella, la desaparición de muchos puestos de trabajo? Nadie, ni una sola persona. Y es que para los administradores de las cajas ha sido muy fácil silenciarlos: sólo tenían que ofrecerles buenas retribuciones para comprar su silencio.

Con esas actitudes, los sindicatos se han convertido en cómplices de quienes han desencadenado la crisis del sistema financiero español. Una crisis que sólo se va a resolver a golpe de fusiones, restructuraciones y cierres y, en todos los casos, con pérdidas de puestos de trabajo. ¿Cuántos van a desaparecer a causa, por ejemplo, de la creación de Bankia? ¿Sabrá la respuesta el señor José Ricardo Martínez? ¿Se habrá preocupado lo más mínimo por ello? Mucho me temo que en la agenda de este individuo, como de muchos otros de su especie, lo único que ha primado ha sido el llevárselo crudo, para él o para su sindicato, así como dedicarse a atacar sin piedad a Esperanza Aguirre para tratar de cambiar en la calle los dictados de las urnas. Si a eso se dedican los representantes sindicales en los consejos de administración de las cajas de ahorros, lo mejor es que desaparezcan de ellos. Cuanto antes, a ser posible.

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