La UE y el FMI han rescatado ya al Gobierno griego de la bancarrota total al menos en dos ocasiones. No es que Atenas vaya a cumplir con todas sus obligaciones, puesto que ya se sabe que habrá quitas (ocultas tras el eufemismo del acuerdo voluntario) y que los inversores no cobrarán todo el dinero que se les debe. Pero al menos se ha podido defender oficialmente que Grecia no ha quebrado.
Evidentemente, los países e instituciones que han ayudado al Ejecutivo heleno le han exigido a cambio profundos recortes del gasto público que ayuden a cerrar el enorme agujero entre ingresos y gastos, pero los datos demuestran más bien lo contrario: el incumplimiento de las condiciones exigidas. De hecho, según informa el diario alemán Zeit Online, hay un apartado que sigue librándose por completo de las tijeras, el destinado a la compra de material militar.
El Ministerio de Defensa griego se ha embarcado en un programa de compras por valor de varios miles de millones de euros: hasta 3.900 millones por 60 aviones de combate, 400 millones por patrulleras, 2.000 millones por un par de submarinos o unos cuantos miles de millones más por unos helicópteros norteamericanos. Y lo más sorprendente es que la materialización de estos contratos depende del desembolso del nuevo tramo del rescate internacional.
"Si Grecia logra en marzo el próximo tramo del rescate, existe una oportunidad real para concluir estos nuevos contratos militares", según una fuente anónima consultada por el diario. Es decir, Atenas destinará parte del dinero internacional a la compra de armamento.