Por mil y un motivos, culturales, políticos y, de modo creciente, económicos, España contempla Iberoamérica con una especial atención, la mayor desde que, hace ahora exactamente dos siglos, se produjo la gran escisión. Desde finales de siglo XIX sí existió el enlace producido por los emigrantes pobres que se trasladaban a América, y una rara excepción, la empresa Chade, con su esencial filial argentina, era CADE. Actualmente, dejando situaciones provocadas por la actual coyuntura española, los inmigrantes son los iberoamericanos en España, y nuestros empresarios han pasado a actuar en el ámbito iberoamericano con fuerza en tres aspectos: el de las empresas tarifadas –pensemos en las eléctricas o telefónicas–; el de las extractivas, con Repsol YPF a la cabeza, y por supuesto el de las financieras, entre las que destacan grandes bancos y también empresas de seguros.
Sobre Iberoamérica, ahora mismo, como consecuencia del cambio sucesivo en el año 2010, tras el traspié del 2009, al comparar sus cifras de incremento del PIB incluso se llega a señalar por un analista del Banco Interamericano de Desarrollo, Pedro Walker –la cita es de Ramy Wurgaft, que se señala que es "corresponsal en Latinoamérica de El Mundo", el 30 de diciembre de 2011–, que Europa y Estados Unidos tienen una crisis estructural, y que el futuro, a causa de las posibilidades agrarias, es el de Iberoamérica, debido al crecimiento de la población mundial.
A largo plazo veremos si eso tiene lugar, porque los avances tecnológicos no se aplican solo a la industria. Sin ir más lejos, ahí tenemos todos los progresos en la genética aplicada a la producción rural, un aspecto más de la etapa de la Revolución Industrial, como a comienzos del siglo XX fue la de los fertilizantes. Además, como señala Nicolás Bourcier en Le Monde de 30 de diciembre de 2011, en las últimas semanas, ante la crisis que también experimentan estos países,
los gobiernos de América del Sur, multiplican las tentativas para disminuir la oleada de importaciones (...) Ciertos países incluso han acelerado estas últimas semanas la puesta en marcha de nuevas tarifas aduaneras con el fin, dicen, de proteger el empleo y la producción local.
Olvidan aquello que en la apertura del Foro Económico Mundial Latinoamericano había pronunciado el presidente Lula da Silva:
El proteccionismo actúa como una droga. Ofrece un alivio inmediato pero coloca a continuación a su víctima en una depresión prolongada.
Y sobre esa superación agraria al Primer Mundo, el europeo y el norteamericano, debe recordarse la frase de Hegel:
Cuando el hombre convoca la técnica, la técnica siempre comparece.
Y ahora se la convoca en el terreno rural, y por quienes tienen la estructura técnico-científica mayor.