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Draghi: "Abandonar el euro no sería positivo para ningún país"

Incide en que el BCE respetará su mandato y que, aunque no hay un escenario definido, el programa de compra de deuda no es infinito.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha advertido de los riesgos que tendría que un país abandonará la zona euro, ya que dispararía la inflación y no evitaría las reformas estructurales en la economía que se saliera de la unión monetaria y crearía un situación con un final impredecible para el conjunto de la eurozona.

En una entrevista concedida al Financial Times, Draghi afirmó que a ninguno de los países de la eurozona que atraviesan una situación complicada les convendría abandonar la unión monetaria, ya que devaluar su moneda crearía una gran inflación y, al final del camino, se verían obligados a adoptar las mismas reformas que debían haber adoptado al principio, pero estando en una posición mucho más débil.

Preguntado por si sería lo mejor para el resto de los países de la eurozona, Draghi recordó que esto supondría una "ruptura sustancial" de los tratados existentes. "Y cuando uno empieza con esto nunca se sabe como terminará realmente", incidió. Asimismo, el presidente del BCE defendió la necesidad de adoptar medidas de consolidación fiscal en los diferentes miembros de la eurozona, ya que tienen respuestas positivas de los mercados, como menores diferenciales o un coste del crédito más bajo.

Sin embargo, incidió en que estos ajustes a nivel nacional deben ir acompañados por reformas estructurales para fomentar el crecimiento y la creación de empleo, así como de un "diseño correcto" de la eurozona y de la implementación del pacto fiscal para recuperar la confianza de los mercados.

Compra de deuda y quantitave easing.

Por otro lado, el presidente del BCE también respondió a los que piden una mayor implicación del BCE en la resolución de la crisis que la institución tiene que actuar acorde con su mandato y dentro de sus bases legales. Respecto al programa de compra de bonos de los estados de la eurozona en los mercados secundarios, insistió una vez más en que no es "ni eterno ni infinito", pero también incidió en que no se ha discutido un escenario preciso que defina cuando llegará a su fin. Así, matizó que mientras no se reactiven de forma adecuada los canales de transmisión de la política monetaria, este programa "está justificado".

Asimismo, Draghi no dio señales de que se esté planteando poner en marcha, al igual que la Reserva Federal estadounidense (Fed) o el Banco de Inglaterra, un Quantitive Easing o programa de compra de deuda a gran escala, y, en este asunto, se limitó a afirmar que lo importante es recuperar la confianza de ciudadanos e inversores en el continente y que esto no se logrará "destruyendo la credibilidad del BCE".

Por otra parte, afirmó que sería "prematuro y probablemente equivocado" dar ya por muerto el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), aunque reconoció que el retraso en la adopción de sus nuevas funciones ha incrementado los recursos necesarios para estabilizar los mercados. "Un proceso rápido, creíble y sólido necesita menos recursos", añadió.

El presidente del BCE también negó que estuviera decepcionado con el resultado de la cumbre europea celebrada los pasados 8 y 9 de diciembre, aunque no ocultó su "tristeza" por la postura mantenida por el Reino Unido. "Creo que el Reino Unido necesita a Europa y Europa necesita al Reino Unido. Hay mucho que aprender de ambas partes", añadió.

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