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El mayor absurdo de la economía española: el coste laboral crece durante la crisis

Mientras las empresas de la UE ajustan su situación en los momentos de dificultades, las españolas sólo pueden cerrar o despedir trabajadores.

Los cinco millones de parados y el 22% de paro son, posiblemente, el tema del que más se ha hablado en los medios de comunicación españoles en los últimos meses. Todo el mundo muestra su preocupación por las miles de familias sin ningún miembro trabajando, por los mayores de 45 años sin empleo que ven cómo se les cierran todas las puertas o por los jóvenes sin futuro. Sin embargo, pocas veces se alude a una de las causas que mejor pueden explicar la diferencia entre lo que ocurre en España y en el resto de Europa. Es un tema políticamente incorrecto porque afecta a todos los que sí mantienen su empleo: los costes laborales.

Desde que comenzó la crisis, España ha sido uno de los países en los que más se han incrementado los costes laborales por trabajador. ¿Cómo puede ser si tiene cinco millones más de parados? La lógica económica nos diría que todos estos desempleados, que quieren un empleo, presionarán a la baja los salarios. Si hay más oferta de mano de obra, lo normal es que su precio caiga, como pasaría con cualquier otro bien. Por ejemplo, los billetes de avión: si hay más aerolíneas que cubren un trayecto, los precios suelen bajar.

Sin embargo, los costes del trabajo en España no hacen más que subir. Este viernes hemos conocido las cifras de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral que realiza el INE. Según sus principales conclusiones, el coste laboral de las empresas crece un 1,5% en el tercer trimestre de 2011 respecto al mismo periodo de 2010 y se sitúa en 2.456,91 euros. De esta manea, el coste salarial por trabajador y mes aumenta un 1,2% y alcanza los 1.800,84 euros de media. Por su parte, los otros costes se incrementan un 2,2%, situándose en 656,07 euros por trabajador y mes. Además, como consecuencia de la disminución de la jornada de trabajo, el coste laboral por hora efectiva aumenta un 4,8%.

El informe del INE no es el único elemento que permite llegar a la conclusión de que, aunque parezca absurdo, los costes laborales crecen en plena crisis. En el siguiente gráfico, puede verse cómo España y Portugal, pese a ser dos de los países más castigados por la recesión, están por encima de la media de la Eurozona en esta cuestión.

Entre 2006 y 2008, era Irlanda la que veía cómo aumentaba el importe de su mano de obra. Era normal, puesto que el país vivía en un período de crecimiento y creación de empleo. Sin embargo, desde que empezó la crisis, esto cambió y los salarios se ajustaron a la baja. Lo mismo ocurrió en Alemania y, en general, en el resto de la UE. En España, sólo durante unos pocos meses de 2010 se vio un ligero descenso. ¿Cómo puede ser?

La causa: el motivo de esta situación es la regulación laboral española que consagra la negociación colectiva entre sindicatos y patronal como el medio para imponer salarios y otras condiciones contractuales entre trabajadores y empresas. De esta manera, una compañía, aunque tenga pérdidas, tiene muy difícil ponerse de acuerdo con sus empleados para reducir su principal coste, que suele ser la mano de obra. De hecho, en un porcentaje muy alto de convenios colectivos se atan las subidas salariales a la inflación.

Las consecuencias: la principal consecuencia de esta situación es que las empresas sólo pueden hacer los ajustes vía despidos, nunca vía salarios. Imaginemos un ejemplo básico (al que le faltan detalles, claro está): una empresa con 100 empleados y unos costes totales de 1 millón de euros. Antes, facturaba 1,2 millones, por lo que tenía un beneficio interesante. Ahora, sólo factura 800.000 euros. En Alemania, Francia u Holanda su primera reacción es ajustar sus costes a su nueva situación de la forma más traumática posible (reducciones de jornada, congelación salarial, etc...). En España, no puede hacer eso porque el convenio colectivo se lo impide, por lo que el empresario aguantará un tiempo hasta que no pueda más y entonces sólo podrá o cerrar la empresa o despedir. Por eso es tan rápida la destrucción de empleo, porque en muchas ocasiones es la única forma que tiene la empresa de ajustarse a la nueva situación.

Competitividad: tampoco esto es neutro desde el punto de vista de la competitividad de la economía. Mientras los rivales de las compañías españolas puedan manejar de forma flexible sus costes, las empresas hispanas se ven abocadas en muchas ocasiones a mantener estructuras productivas muy poco idóneas. De esta forma, es habitual que pierdan mercados y posición ante aquéllos que sí han podido adaptarse a las nuevas circunstancias.

CEOE y sindicatos: esta semana se ha sabido que la CEOE pide que se congelen los salarios durante cuatro años. Esta sugerencia ya ha sido propuesta por numerosos economistas. España necesitaría una devaluación interna para ganar competitividad. Como no puede hacerlo a través de la moneda (como se ha hecho en otras ocasiones), entonces habrá que hacerlo vía salarios.

Sin embargo, aunque hay una verdad de fondo en la cuestión (la economía española no es competitiva), la petición de la CEOE y de esos economistas es igual que la que hacen los sindicatos cuando exigen que los salarios de un sector se indicien a la inflación.

¿Por qué vamos a congelar los salarios de todos los sectores? En realidad, lo lógico es que cada empresa pueda negociar con sus empleados estas cuestiones. De esta forma, en la construcción, lo normal es que los sueldos se desplomen, puesto que no hay actividad y el paro es enorme. Pero, por otro lado, en el turismo o las nuevas tecnologías, que siguen creciendo, lo lógico es que los salarios crezcan según lo hace el negocio.

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