El agujero del ladrillo en la banca española podría ser mayor del esperado. Según un informe de la agencia Fitch, citado este jueves por Bloomberg, las entidades españolas tendrían en sus balances viviendas ya construidas valoradas un 43% por encima de su valor real de mercado.
El peligro de estos activos es máximo, puesto que bancos y cajas los computan al precio al que concedieron la hipoteca. El problema es que ahora muchos de ellos valen menos. Por ejemplo, imaginemos una caja que concedió un crédito por 300.000 euros. Unos meses después, su cliente no pudo pagar la hipoteca y la vivienda quedó en manos de la entidad. Ésta eliminó un apunte con otro y no asumió ninguna pérdida. En teoría no hay problemas: antes tenía una deuda pendiente de cobro de 300.000 euros y ahora tiene una vivienda que vale esa cantidad. Pero claro, si el precio se ha desplomado y esa casa ahora vale 200.000 euros, la caja tiene un problema. Y si tiene 10.000 casos como éste el agujero potencial se acrecienta.
Alrededor de esta cuestión (el valor real de los activos de bancos y cajas) se han dirimido todas las polémicas sobre el sistema financiero español en los últimos años. Según la agencia de calificación, el precio real medio de las viviendas que poseen las entidades es un 43% inferior a su valor contable -el que figura en el balance-. En un momento en el que además el crédito no se recupera -ni hay demanda, ni los bancos, necesitados de capital, pueden ofrecerlo-, la perspectiva para los próximos meses es muy oscura.
Esta depreciación supera incluso a la publicada en septiembre por el Banco de España. Según sus cálculos, a mediados de este año el volumen de créditos dudosos concedidos a promotores y constructores superó el 17%. De esta manera, en el "escenario adverso" que contempla la institución para 2012 se prevé una depreciación del suelo próxima al 65% desde máximos y del 38% en el caso de la vivienda. Además, destaca que la morosidad en las hipotecas concedidas a particulares se mantiene en el 2,5%.
Esta noticia se conoce en un día especialmente complicado para el sector financiero español. Por un lado, la banca ha reconocido que sus beneficios se han reducido más de un 15% en los nueve primeros meses del año. De esta manera, los bancos ganaron 9.328 millones de euros hasta septiembre, un 15,4% menos que en el mismo periodo del año anterior. Los ingresos se mantienen estables, pero los mayores gastos reducen las ganancias. La morosidad de los negocios en España está en el 6,19%, frente al 5,58% de un año atrás. El ratio de cobertura baja del 64% al 52%.
Además, este jueves por la tarde se conocía que Standard & Poor’s rebajaba la nota de ocho entidades españolas (además de las matrices de Bankia y Caixabank). Los nuevos criterios de la agencia hacían que buena parte del sector perdiera algunos escalones en su calificación. De esta manera, la agencia ha recortado el rating de diez entidades financieras españolas (ocho bancos: Bankia, Caixabank, Ibercaja, Kutxa, BBK, Bankinter, Banco Popular y Banco Sabadell; y dos de sus matrices: Banco Financiero y de Ahorros y La Caixa).
Para rematar la jornada, se ha conocido el informe de Ernst & Young sobre el mercado inmobiliario español en el que pronostican que los precios seguirán bajando al menos los próximos tres años. En su opinión, el precio de la vivienda en España sigue "sobrevalorado" y es previsible que siga cayendo "durante al menos los próximos tres años, por lo que ve "lejos" una recuperación significativa de la construcción residencial.
La razón, nuevamente, es que sigue existiendo una sobreoferta de viviendas sin visos de ser absorbida porque la demanda está paralizada por las altas tasas de paro y por la escasez de crédito. En estas circunstancias, no sólo es preocupante que los bancos tengan pisos que no valen lo que reflejan sus balances, sino que no hay perspectivas de que esta situación mejore a medio plazo.