Mariano Rajoy ultima su puesta de largo en la Unión Europea concretando el mensaje que quiere lanzar a los que, a partir del día veintiuno de diciembre, se convertirán en homólogos. El presidente electo contará en Marsella -donde se celebra una cumbre del PPE previa al decisivo Consejo Europeo- con un tiempo reducido para poner encima de la mesa su proyecto de recuperación, y sabe que en esos pocos minutos se juega afianzar el mensaje de confianza en España.
Transmitirá cuatro ideas fundamentales tanto en sus reuniones bilaterales como en su alocución ante el plenario, en el que estarán la casi totalidad de líderes europeos. Así lo puso de manifiesto en la reunión mantenida con su Comité de Dirección este lunes, y que se celebró bajo llave y evitando dar cobertura informativa. Sólo faltó Soraya Sáenz de Santamaría, que a esa hora mantenía otro encuentro no menos importante para avanzar en el traspaso de poderes.
Según pudo saber este diario, Rajoy volvió a sacar a colación sus cuatro grandes compromisos: Europa, control del déficit público y reformas laboral y financiera, para apuntalar la idea de que en todos estos pilares se están dando los pasos suficientes para que la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, se den por satisfechos. Con ellos se verá por separado.
Lo único que les pedirá a cambio de compromisos tan severos será tiempo. Entre otras cosas, arguye su entorno, porque aún no ha tomado ni tan siquiera posesión del cargo. "Tiempo para demostrar que España es una gran nación", recalcan en Génova, donde hoy el hermetismo se hacía aún más fuerte.
Pero si algo "obsesiona" a Rajoy, según uno de los maitines consultados, es convencer a los líderes europeos de que con el déficit no habrá problema; que se cumplirán con los límites previstos para 2012 y para 2013. Irá con el compromiso bajo el brazo de las comunidades gobernadas por el PP, pero ya ha hablado con los barones del resto de signos para conseguir su firma. "Es una de las máximas obligaciones de la UE y no podemos fallar", arguye el equipo económico popular.
Además de su intervención ante el plenario y de verse con Merkel y Sarkozy, el PP también confirmó encuentros con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el primer ministro polaco, Donald Tusk. De igual forma, está prevista una cita al más alto nivel con el secretario de Estado del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner.
"Rajoy es plenamente consciente de la importancia del desenlace del Consejo Europeo de los días ocho y nueve de diciembre y de la consecuencia en los mercados", introduce Jaime Mayor Oreja, que formará parte de la delegación del PP en Marsella. "Tenemos que estar en los primeros puestos, en la cabeza, en el puente de mando", reseñó, en una entrevista concedida a Libertad Digital.
España estará "en primera línea desde el principio"
En este sentido, en Génova destacan que "si hay dos velocidades, España tiene que estar en la primera", y recalcan que lo que también hará Rajoy será reclamar a las instituciones europeas que cumplan con sus deberes y encuentre soluciones a la crisis. Sobre el nuevo tratado de armonización fiscal y presupuestaria, decidido por los mandatarios francés y alemán, fuentes autorizadas afirmaron con rotundidad que sea a Diecisiete o a Veintisiete, España estará "en primera línea desde el principio".
Para apuntalar la agenda, y que en sus encuentros bilaterales sólo tenga que ir a lo importante, la semana pasada viajaron a París el jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, y el secretario de Economía y Empleo, Álvaro Nadal.
La última pata de la mesa la constituye el papel de José Luis Rodríguez Zapatero, habida cuenta de que él será quien se siente en el Consejo Europeo. Según las fuentes consultadas, Rajoy lo tutela absolutamente todo y de ahí que se vaya a reunir con el presidente en funciones antes de que ponga rumbo a Bruselas.
Por su parte, en una mesa redonda de la cumbre del PPE, Mayor Oreja insistirá en algo no menos importante: "El que hay una crisis política, de falta de valore compartidos" que nos ha llevado a esta situación. "No un discurso meramente económico, sino de crisis de actitudes personales, europea, sobre cómo debemos afrontar esta situación".
Desde que ganara las elecciones generales, Rajoy afronta una semana de infarto tras otra. Ésta es en clave económica, para que una vez salvado el punto comunitario, se centre en el calendario nacional, cargado de actos institucionales hasta que, por fin, pueda subir las escalinatas de La Moncloa como presidente. "Lo que queda no va a ser fácil", advierten en el PP.