Mariano Rajoy sigue tomando decisiones. Cuando aún no se han cumplido dos semanas de su victoria electoral, el presidente electo ya ha conseguido apuntalar con mano firme tres de sus cuatro prioridades. Primero habló con los grandes de la banca sobre la reforma financiera, después reunió a los agentes sociales para llamarles a presentar antes de la segunda semana de enero el grueso de la reforma laboral y este jueves le tocó el turno a los presidentes autonómicos de su partido para advertirles de que no existe opción de no cumplir el objetivo del déficit.
No hay tiempo para demoras, ni para caer en temas secundarios, ya que lo que pretende el futuro presidente es presentar a un país "en la buena senda" en la cita internacional que tiene en Marsella, a partir del día siete. Y es que el mandar un mensaje de confianza a Europa, y que Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy apuesten decididamente por él, es su cuarto y gran objetivo.
Éste es, a grandes rasgos, el esquema interno de Rajoy, y que desgrana a cada uno de sus invitados a la séptima planta de la sede de su formación, y que salen con el convencimiento de que el futuro Ejecutivo "va a gobernar" sean cuales sean los obstáculos. Así las cosas, no es de extrañar que, a la entrada del cónclave con los presidentes regionales, más de uno coincidiera en que venían "a que el jefe nos ponga deberes".
Cuatro fueron los compromisos que reclamó a los suyos el próximo jefe del Gobierno. Además de cumplir el déficit -a lo que la totalidad se comprometieron, aunque admitieron problemas-, Rajoy también les emplazó a una profunda depuración administrativa para acabar con las duplicidades, a ser eficientes y a alcanzar el equilibrio presupuestario o, como tiene a bien decir el jefe, "a no gastar más de lo que se tiene".
Eliminación de duplicidades
Capítulo especial cabe dedicar a la supresión de las duplicidades. Y debe ser así porque, aunque no lo tienen cuantificado, el PP cree que éste será uno de los puntos cardinales para que las comunidades empiecen otra vez a funcionar. "Es una de las prioridades del presidente Rajoy", remachó Javier Arenas, en una comparecencia pública junto a María Dolores de Cospedal.
Tan comprometido está el futuro Ejecutivo en este sentido que una de las primeras medidas será crear un grupo de trabajo a fin de poner negro sobre blanco y ver dónde se puede recortar, qué se puede eliminar. Será "una policía anti-duplicidades", traducían en Génova, donde ponen el foco de atención en lo hecho en Castilla-La Mancha o las Islas Baleares. "Pero se puede hacer más, en algunas áreas hasta tres administraciones trabajan en un mismo asunto".
Arenas fue concluyente: “Una competencia en una administración”. Lo que provocará un trabajo ingente a partir de 2012 ya que "hay multitud de asuntos públicos" en manos "de multitud de administraciones".
Un extremo que también se le exigirá a las seis comunidades que no tiene el PP en su poder, y cuyos líderes serán llamados a La Moncloa nada más Rajoy sea elegido formalmente. "No nos cansamos de repetirlo: tenemos que remar todos juntos en la misma dirección". El charco que no pisaron (ni lo harán, al menos de momento) es el de devolver al Estado competencias, como reclama Esperanza Aguirre, por ejemplo, en el caso de la Justicia.
Debate sobre la deuda autonómica
En el encuentro, Rajoy sacó su cuadro macroeconímico para apuntalar otras dos ideas clave: el remachado déficit y la situación presupuestaria de los Gobierno regionales. "No se puede gastar más de lo que se ingresa", y bajo esa premisa se concretó que cada Ejecutivo trasladará su techo de gasto y de ahí no se podrá sobrepasar ni un céntimo de euro.
De lo que no se habló, pese a lo anunciado sólo horas antes por el portavoz Juan Manuel Moreno, fue de ampliar "en torno a diez años" el plazo para la devolución de la deuda que las Comunidades Autónomas mantienen con el Estado por los adelantos que éste les hizo en 2008 y 2009, tal y como solicitaron en julio ante el Consejo de Política Fiscal y Financiera. A micrófono abierto y en presencia del propio Moreno, Arenas fue taxativo: "No se ha abordado en el día de hoy. Se abordará cuando tengamos pleno conocimiento de la devolución del déficit y de la tesorería y se abordará desde la buena voluntad".
Esto no quiere decir que el PP no lo vaya hacer; de hecho la mayoría piensa que finalmente será el trayecto que se emprenda, hasta el punto de que Arenas también dijo: "No renunciaremos a ningún compromiso electoral". Para zanjar el asunto, el propio Rajoy señaló de puertas para adentro que se abordará cuando tengan pleno conocimiento de cómo están las arcas así como la tesorería. Si bien esto no quita el follón total vivido en Génova, donde nadie quiere sacar el pie del tiesto en un ambiente generalizado de estrés.
"Lo mejor es no hablar. No ir a las televisiones, no ir a las tertulias. Rajoy no se dirige a nadie salvo a los más íntimos y los demás nos mordemos las uñas e intentamos no coger el teléfono", resumía un habitual portavoz de los populares.
Mientras, Rajoy mantiene velocidad de crucero y cumple con su calendario. Tras la cita de este jueves, ya sólo piensa en Europa, cuando cerrará el ciclo antes de meterse en el ciclo de actos protocolarios que le lleve a La Moncloa. El balance que hace de estos días, según su entorno, es "positivo", a pesar de "la inmensa presión" que sufre.