Buenas palabras, sí. Sonrisas por doquier, también. Incluso la sensación generalizada de que patronal y sindicatos negociarán, como por otra parte llevan haciendo durante largo tiempo, manteniendo informado al futuro Gobierno. La ronda de contactos de Mariano Rajoy con Ignacio Fernández Toxo (CCOO), Juan Rosell (CEOE) y Jesús Terciado (CEPYME) conjuntamente y Cándido Méndez (UGT), por este orden a lo largo de toda la jornada, se saldó con un notable. “Podría haber ido mucho peor”, y eso que Méndez acabó aguando la fiesta.
En este juego de cartas, en el que lo que se decide es el rumbo de un país, el presidente electo parte con ventaja; tiene mayoría absoluta, la Unión Europea está de su lado y está dispuesto a sacar adelante la reforma laboral “sí o sí” en el arranque de 2012. Un convencimiento que, siempre a su estilo, trasladó personalmente a los actores principales: el meollo del asunto tiene que estar desatascado no muchos días después de la jornada de Reyes.
“De regalo, una reforma laboral”, se ironizaba en la sede del PP, que parecía vestirse de Moncloa albergando, incluso, las ruedas de prensa de quienes nunca antes se habían visto rodeados de tanto azul popular. Ante un micrófono en el que se podía leer “Súmate al cambio”, los líderes sindicales entonaban su tono más suave; entrando con buen pie ante un futuro presidente que promete “dialogar con todos” pero también “gobernar” sin nadie de la mano, si llega el caso.
Ahora bien, lo que Rajoy busca, y así lo dejó claro de puertas para adentro, es que todos remen juntos en la misma dirección. Tendrá que ser una reforma “dura”, en voz de sus asesores, pero habrá “cintura”. Meta: simplificar los contratos y flexibilizar los convenios. “Todo está en el Programa electoral”, decían los cuadros medios, en los pasillos.
El presidente in pectore no sacó su caja de habanos, pero casi. Y en ese ambiente, dio una fecha que todos han de apuntar en rojo: el seis de enero. No mucho más allá, el pastel debe de estar cocinado, y esto significa dar luz verde a la negociación colectiva, la solución extrajudicial de los conflictos, las modalidades de contratación, el absentismo laboral, las empresas de trabajo temporal y la formación. Nada sobre el denominado contrato único, a pesar de que el PP habló de él en campaña electoral.
Méndez puso la nota discordante
Una sensación casi idílica, de no ser por Méndez, que pese a negar “tiranteces o tensiones”, no dudó en poner palos a la rueda de la nueva reforma hasta el punto de asegurar que lo mejor sería “explorar” las posibilidades del marco actual.
Utilizando una frase pronunciada por Rajoy en su cita, “más que la literatura, hay que detenerse en lo importante”, el líder de UGT espetó que “no se siente presionado” por el próximo presidente, y pareció desmarcarse del calendario planteado. Afirmó que salía “reforzado” en sus pensamientos.
Mucho más comedidos se pronunciaron los otros agentes sociales. "Me he encontrado al señor Rajoy que me esperaba, no es un desconocido. Creo que ambos hemos convenido que es muy importante que se genere un clima de trabajo de confianza", recalcó Toxo. Rosell admitió que no es posible “un tiempo indefinido” de interlocución, y de ahí que diera viabilidad al plazo impuesto por Rajoy. “Trabajamos con la firme voluntad de llegar acuerdos", sentenció.
La UE, con los planes de Rajoy
Fueron reuniones largas, que sobrepasaron la hora y media, y tras las cuales el PP se pronunció vía nota de prensa. Y leídos los párrafos referidos a la cordialidad y el buen ambiente, desde Génova se deja clara la intención del futuro presidente: “Ha expresado a sus interlocutores su compromiso de abordar con urgencia una reforma laboral que contribuya a retomar a España la senda de la creación de empleo”. En las citas, Rajoy recordó que éste fue uno de sus ejes básicos durante la campaña, y uno de sus más firmes compromisos a las instituciones europeas, como en la víspera corroboró el vicepresidente de la Comisión, Eduardo Tajani.
Rajoy “ha encontrado en sus interlocutores una actitud de responsabilidad y compromiso ante la gravedad de la situación de la economía española y el gravísimo problema del desempleo”, reza la nota. Ahora bien, si los actores sindicales no cumplen, “sí que lo hará el Gobierno”, al que no le temblará el pulso y aprobará la reforma laboral por decreto.
“Huelgas de por medio o no, Rajoy cumplirá con su palabra”, recalcan fuentes de la dirección nacional, con un tono mucho más vehemente que el utilizado por el jefe. "Les pide cosa difícil a los sindicatos, que trabajen en Navidad".