Políticos y sindicalistas, esos son los todavía representantes de las antiguas cajas de ahorros españolas. El proceso de reestructuración y reordenación de las cajas de ahorros ha hecho desaparecer a un buen número de entidades pero no así a su personal. Según informa el diario el Economista, estos organismos mantienen todavía a 3.657 de sus consejeros, una plantilla más que representativa si se tiene en cuenta que la función de las cajas a partir de ahora será exclusivamente la gestión de la obra social.
Tener un cargo de este tipo conlleva el cobro de dietas por asistencia a las reuniones de los diferentes órganos (asambleas, consejos de administración y distintas comisiones) que alcanza los 1.400 euros por reunión.
En concreto, en 2010 los miembros del consejo y las comisiones de las cajas fusionadas percibieron casi 12 millones de euros. A esta cuantía habría que sumar las dietas que reciben los consejeros generales por acudir a las asambleas, una cifra que no publican las entidades pero que podría alcanzar los 10 millones de euros al año.
Entre las fusionadas, Caja Madrid (la más grande) paga 1.382 euros brutos a cada consejero (y son 343) por acudir a la asamblea. Lo normal, es que cada año se celebren dos reuniones, por lo que el desembolso anual que haría esta entidad sería de más de un millón de euros.
El pasado año, Bankia rebajó un 5% las dietas de sus consejeros y la mayoría de las cajas redujo el número de reuniones y de órganos de gobierno. Caja Segovia por ejemplo, acaba de limitar a asamblea, consejo de administración, la comisión de control la estructura y ha reducido las reuniones. Lo cierto es que la actual legislación permite a las cajas mantener su estatus y su ficha bancaria, a pesar de su conversión en bancos. Los expertos, mientras tanto, reclaman un cambio