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Merkel no cede e insiste en permitir la quiebra ordenada de países

Berlín propone reformar los tratados de la UE para controlar de forma más estricta los presupuestos nacionales e, incluso, permitir quiebras.

La guerra entre Alemania y el resto de países de la zona sobre cómo afrontar la crisis de deuda europea sigue su curso. La mayoría de políticos, financieros y analistas insisten en la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) compre de forma ilimitada la deuda pública de los países en problemas, ya sea de forma directa o indirecta -prestando dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) o al Fondo de rescate europeo-. De hecho, incluso importantes bancos alemanes (Deutsche Bank) y alguno de los asesores del Gobierno de Merkel recomiendan esta vía. Las informaciones acerca de la posibilidad de que triunfe esta opción animaron este viernes a las bolsas.

Sin embargo, al menos hasta el momento, Berlín se sigue resistiendo. De hecho, acaba de retomar su propuesta inicial, consistente en permitir la quiebra (default) ordenada de países dentro de la zona euro. La canciller alemana, Angela Merkel, reiteró el jueves que su propuesta de resolución de la crisis pasa por una eurozona de 17 naciones más integrada, donde la disciplina fiscal esté obligada en los tratados sin que el BCE amplíe sus competencias.

"Cada país debe hacer sus deberes" en el ámbito fiscal volviendo a la "disciplina presupuestaria" y los miembros de la zona euro deben seguir trabajando para ahondar la convergencia económica y fiscal necesaria para atajar futuras crisis. "Necesitamos fuertes medidas para una mayor integración y una mayor vinculación" en el seno de la eurozona, aseguró Merkel, para quien es precisa una "reforma limitada" de los tratados fundacionales de la UE. Es decir, que los países miembros cedan parte de su soberanía nacional para imponer estrictos mecanismos de control a los presupuestos nacionales e ir convergiendo hacia la integración económica y fiscal.

En concreto, según la propuesta de reforma elaborada por Berlín, Merkel retoma la posibilidad de que los tratados de la UE contemplen la aplicación de quitas a la deuda soberana de los estados insolventes, lo cual implica declarar la suspensión de pagos y su posible salida del euro. La idea consiste en convertir el próximo Fondo permanente de rescate europeo (ESM, por sus siglas en inglés) en una especie de "Fondo Monetario Europeo" y, por tanto, con poder pleno para hacerse cargo de la soberanía presupuestaria del país rescatado –competencia de la que carece el actual Fondo de rescate (EFSF) ni el BCE-.

Así, bajo el título "establecimiento de un procedimiento para una suspensión de pagos ordenada", Berlín deja claro en su documento que los países insolventes se podrán declarar en quiebra, con la consiguiente aplicación de quitas sobre los bonos soberanos en manos de los acreedores.

Si tras examinar la situación se concluye que el Estado en cuestión es insolvente, y no se trata tan sólo de un problema puntual de financiación, éste "recibiría préstamos por un tiempo limitado, durante el cual el procedimiento para un default ordenado se pondría en marcha". Además, para garantizar la estabilidad del sistema financiero -principal afectado por las quitas- se deberá establecer un plan "en estrecha cooperación con los reguladores de la banca europea", con el fin de determinar qué bancos deben ser reestructurados y/o recapitalizados, "lo cual requerirá la elaboración de normas a nivel europeo sobre la reestructuración bancaria".

¿Más quitas en otros países?

En la actualidad, tal y como muestra el caso de Grecia, el mecanismo de default se efectúa sobre las llamadas "cláusulas de acción colectiva", incluidas en los contratos de bonos públicos, que tan sólo permiten un impago en caso de que exista un amplio acuerdo entre los tenedores de deuda. Atenas discute en estos momentos estos términos, con el objetivo de que más del 90% de sus acreedores privados acepten una quita del 50% sobre sus bonos helenos. Pero, según el documento, este mecanismo "no es suficiente".

Inicialmente, las autoridades comunitarias acordaron que el ESM sustituyera al actual Fondo de rescate a partir de 2013, pero desde hace tiempo se viene negociando la posibilidad de adelantar su aplicación a mediados del próximo año. Asimismo, pese a la quita aplicada a Grecia, numerosos analistas, firmas de inversión –e incluso el FMI- estiman que no será suficiente, elevando así la cuantía a perdonar hasta niveles superiores al 70%, e incluso extendiendo esta posibilidad al resto de países rescatados (Irlanda y Portugal).

El debate está encima de la mesa desde hace semanas, de ahí, precisamente, que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, aclarara este viernes que "la situación de Grecia es única" e incomparable con la de otros Estados miembros. En su intervención en el vigésimo primer Congreso Europeo de Banca, celebrado en Fráncfort, Schäuble dijo que no se va a producir un caso similar en la Unión Económica y Monetaria en el que vayan a participar los acreedores privados en el rescate. Sin embargo, la propuesta elaborada por Berlín abre la puerta a esta opción.

Asimismo, Merkel y el propio Schäuble volvieron a reiterar que el BCE no puede convertirse en "prestamista de última instancia" para los gobiernos, rechazando así la monetización que solicitan la mayoría de políticos europeos. "Mi posición en este punto es increíblemente sólida", afirmó el jueves.

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