A estas alturas uno ya tendría que estar acostumbrado, pero he de confesarles que la desfachatez de Zapatero sigue causándome asombro. Este jueves, en que la prima de riesgo de nuestra deuda soberana se ha situado en "zona de rescate", en lugar de entonar su mea culpa por incumplir sus compromisos con nuestros socios europeos y por arruinarnos con un gasto público muy superior al que le permiten sus ingresos fiscales, Zapatero ha osado leerle la cartilla al BCE por no hacerse cargo en mayor medida de una deuda que los inversores consideran, muy justificadamente, de alto riesgo.
La exigencia de Zapatero no es otra cosa en realidad que una llamada a que el BCE se comporte de manera irresponsable para encubrir, mediante una política monetaria inflacionista, la propia irresponsabilidad de unos gobernantes que se niegan a ajustarse a su realidad financiera. A falta de ajustes y de reformas liberalizadoras, impresión de billetes.
La caradura de Zapatero es supina cuando presenta este fraude monetario como si de una obligación por parte del BCE se tratara. "Para esto se le ha trasferido parte de la soberanía", dice el tio. Vamos, como si en lugar de velar por una moneda sólida y estable, la obligación de la autoridad monetaria europea fuera satisfacer las pulsiones inflacionistas de los gobernantes manirrotos.
Lo preocupante de este asunto es que el discurso de Zapatero cale entre la opinión pública y los ciudadanos pasen a culpar a "los alemanes" o a la "codicia especulativa de los mercados" de la crítica situación por la que atravesamos, tal y como ya empieza a ocurrir incluso en los sitios más insospechados y entre personas nada sospechosas de comulgar con las ruedas de molino socialistas.
El nacionalismo económico es, en cualquier caso, un error intelectual, con independencia de cual sea la nación que se utilice de referencia. Y menos mal que Zapatero no ha tenido competencias en materia monetaria porque, de haberlas tenido, no quiero ni pensar el nivel de expolio que habríamos padecido los españoles mediante la devaluación de nuestra moneda nacional. Claro que a eso Zapatero le habría llamado un "acto de patriotismo". Sí claro, como el que en su día fue el negar la realidad de la crisis.