Alfredo Pérez Rubalcaba llegó este lunes al debate con Mariano Rajoy con una propuesta estrella bajo el brazo. En realidad no era en una propuesta propiamente dicha, porque no dependía del Gobierno español su cumplimiento. Lo que el candidato socialista ofreció como salida a la crisis era una petición a la UE para que retrase el cumplimiento de los objetivos de déficit al menos hasta 2015. También pidió que el BCE rebaje el tipo de interés y que el Banco Europeo de Inversiones inyecte 70.000 millones en una especie de Plan Marshall de nuevo gasto público.
El problema es que ni siquiera sus excompañeros en el Gobierno parecen estar de acuerdo con él. Elena Salgado, ministra de Economía y vicepresidenta segunda, ha rechazado de plano este martes por la tarde en Bruselas cualquier tentación de demora en el ajuste presupuestario. Sus palabras han sido claros: "Por pare del Gobierno tenemos que cumplir los compromisos que hemos asumido. Si en alguno de estos tres años -no parece que vaya a ocurrir en 2011- los requisitos de la UE son diferentes nos acomodaremos. Pero por supuesto que vamos a cumplir. Y no me da la impresión de que haya ninguna intención [en la UE] de tomar esa senda".
Es difícil ser más clara. Salgado cree que nadie en Bruselas está por la labor de suavizar las exigencias a los países con problemas de déficit. De hecho, Salgado incluso ha insinuado luego que ella tampoco estaría de acuerdo y casi se ha alineado con las tesis defendidas por Mariano Rajoy en el debate, al asegurar que lo mejor para volver al camino del crecimiento económico es ajustar las cuentas públicas: "Lo peor para el crédito en estos momentos es la inestabilidad que existe en los mercados de deuda soberana. [Si conseguimos que esas tensiones se moderen] las previsiones de crecimiento serán mejores, por lo que haremos todos los esfuerzos posibles para conseguirlo". Ahora sólo falta por saber qué opina Rubalcaba del diagnóstico de su excompañera.