Es evidente que la cifra de 4.978.300 parados que muestra la EPA (Encuesta de Población Activa) publicada este viernes es muy elevada. Cualquiera puede pensar que es muy difícil para una sociedad crecer si un 21% de las personas que quieren trabajar no logran un empleo.
Pero a lo mejor existe la tentación de pensar que es posible que los datos de España no son tan malos. Al fin y al cabo, estamos en medio de una de las peores crisis económicas a escala mundial que se recuerdan. Así, podría haber quien quiera escudarse en esta pésima coyuntura para explicar la evolución del desempleo en nuestro país. El problema es que esto tampoco encaja.
No hay ningún otro país avanzado que presente cifras de desempleo como las hispanas. Es más, incluso en los países que peor lo están pasando, los datos del paro siguen siendo sustancialmente mejores que los españoles. Por ejemplo, en Europa hay cuatro países que han sido intervenidos de una u otra manera (Grecia, Irlanda y Portugal a través de un rescate directo e Italia, con la compra de bonos por parte del Banco Central Europeo). Forman, junto con España, el grupo conocido como los PIIGS (cerdos en inglés). Pues bien, todos ellos tienen tasas muy inferiores.
Grecia, después de dos años de una profunda crisis, ha visto cómo se deterioraba su mercado laboral. El 9,5% de paro de 2009 se ha convertido en un 16,7% en el verano de este año. Aún así, sigue a cinco puntos del 21,5% publicado este viernes por el INE.
Portugal, por su parte, también ha visto como empeoraba su situación en el empleo, pero no tanto. Comenzó la crisis alrededor del 8,5% y ahora está en el 12,3%, 9 puntos menos que España.
Irlanda ha sido uno de los países más castigados en esta recesión. Su apertura y las facilidades para los negocios hicieron que bajase de tasas de alrededor del 14% a apenas un 4,6% en 2007. La decisión de su Gobierno de rescatar a sus bancos hipotecó al país y ha provocado que se desplomase el índice de desempleo hasta el 14,6%. Sigue muy lejos de España y, además, ha detenido esta sangría en este 2011. Las previsiones no son malas para la economía celta.
Por último, el mercado laboral italiano está saliendo más o menos indemne de la crisis. La tasa de paro subió del 6,7% al 8,4% de 2008 a 2010 y parece que en lo que llevamos de 2011 ha logrado mejorar hasta el 7,9%, casi tres veces menos que la española.
Si sacamos la media de la última cifra de estos cuatro países nos sale una cifra del 12,8% de paro: esto supone casi nueve puntos menos que la española (incluso sin ponderar más a Italia, que es la más poblada y la que tiene menos paro). De hecho, la Eurozona mantiene un desempleo del 10% incluso en estos años tan complicados y la UE-27 está en el 9,5%.
La conclusión es descorazonadora: el problema de España con el desempleo es estructural y tiene que ver con su legislación, su mercado laboral y sus instituciones. Evidentemente, sin esta crisis, la cosa no sería tan grave. Pero no es sólo la recesión la que ha provocado que casi cinco millones de sus ciudadanos engrosen las cifras del paro.