A Jean-Claude Trichet no le queda mucho tiempo como uno de los hombres más poderosos de Europa. El presidente del BCE tendrá que dejar su despacho en menos de una semana. Con esta mudanza, el francés también perderá su capacidad de influencia. Por eso, quizás está aprovechando sus últimas horas en el cargo para lanzar lo que podría considerarse como su testamento vital sobre la política económica de la UE.
Hace unos días, Trichet aseguraba en el Financial Times que el Banco Central Europeo (BCE) había hecho todo lo que había podido en la crisis de deuda y que ahora son los gobiernos los que deben dar un paso adelante. Este lunes, en Alemania, ha sido el turno de los estudiantes de la Universidad de Humboldt, en Berlín, a los que ha ofrecido su visión de cómo debería ser la Europa del futuro. Y la única clave para el francés es más integración.
Eso sí, tendrá que explicarlo mejor porque varios de los estudiantes que acudieron a la conferencia no dudaron en interrumpirle, abuchearle y gritarle, forzándole a interrumpir su discurso en varias ocasiones.
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Pero más allá de estas interrupciones, el discurso de Trichet tuvo la profundidad que se requiere en alguien de su posición. El todavía presidente reclamó una nueva estructura para Europa, con un modelo claro: "los Estados Unidos de América". En su opinión, los valores de la UE deben ser "Estabilidad. Responsabilidad. Independencia", y para conseguirlos es necesario que no sólo las políticas se adapten, sino que los políticos cambien por completo su planteamiento ante la Unión.
Quizás por eso Trichet tituló su discurso Mañana y pasado mañana: una visión para Europa. Eso sí, no se quedó en meras llamadas retóricas a un futuro de unidad, en su opinión, en el camino que ahora inicia la UE, con la resolución de la actual crisis de deuda que ha estado a punto de llevarse por delante al euro, es necesario que estén claras las metas intermedias y que se empiece a trabajar desde ya.
Por eso, el político francés exige "un ministro de Finanzas de la UE" con capacidad de control sobre los presupuestos de los países miembros, especialmente en el caso de aquéllos que incumplan sus obligaciones respecto al déficit y la deuda. Para Trichet, está "justificado" que las autoridades comunitarias intervengan en la política económica de los estados que no sean capaces de mantener sus finanzas en orden. De hecho, para eso reclama un "nuevo concepto de soberanía" en el que no sea sólo potestativo, sino "obligatorio" que la UE cuide, vigile y controle a cada uno de sus miembros.