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La banca deberá aceptar una quita mínima del 50% o Grecia saldrá del euro

La UE y el FMI tan sólo mantendrán a Atenas si el sector financiero acepta un descuento inmediato de, al menos, el 50% sobre la deuda helena.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han realizado este domingo ligeros avances en los tres pilares del plan global contra la crisis de deuda en la eurozona -la recapitalización de la banca (próxima a los 100.000 millones de euros), el aumento de la quita sobre la deuda griega y el refuerzo del fondo de rescate de 440.000 millones-, pero han retrasado la decisión a una nueva cumbre el miércoles 26 de octubre.

Uno de los problemas clave a resolver será, sin duda, el impago final que deberán soportar los acreedores privados del estado heleno. En este sentido, la banca, probablemente, tendrá que aceptar una quita próxima al 50% sobre la deuda pública griega, muy superior al 21% acordado por la UE el pasado julio, según fuentes oficiales de Bruselas.

En este sentido, el mensaje lanzado este fin de semana parece claro. El segundo plan de rescate acordado por la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) tan sólo proseguirá su curso en caso de que los bancos acepten voluntariamente una quita de "al menos el 50%". Es decir, en caso contrario, Grecia saldrá del euro, ya que sin el apoyo externo Atenas se vería obligada a regresar al dracma para evitar su colapso financiero. La ayuda de la troika y, por tanto, el mantenimiento de Grecia en la zona euro, "sólo es posible" si se aplica una sustancial quita a los bonos helenos.

Aunque la cuantía final aún está por dilucidar, las discusiones sobre este tema han sido muy intensas durante las reuniones de este fin de semana. Así, mientras que la banca solicitan que, como mucho, se aplique una quita del 40%, numerosos gobiernos de la zona euro piden una reducción del 60%. Además, los acreedores privados quieren que, en todo caso, las pérdidas puedan ser asumidas de forma paulatina a largo plazo, mientras que los negociadores de la UE y el FMI exigen una depreciación inmediata.

Por último, otro de los puntos clave será la gestión de dicho default (suspensión de pagos) para evitar que se declare el temido "evento crediticio". En este sentido, Europa sigue trabajando para que la reestructuración de la deuda helena no sea forzosa sino que se acepte de forma "voluntaria", con el fin de atenuar el impacto que ello podría causar en el mercado y, sobre todo, el efecto contagio a la deuda del resto de países periféricos.

Pero, independientemente de cómo se aborde esta crucial cuestión, lo que está claro es que Grecia suspenderá pagos, tal y como se preveía desde hace tiempo. Una conclusión que no es de extrañar tras observar sus finanzas: Grecia cerró 2010 con un déficit oficial del 10,6% del PIB (24.125 millones de euros) y una deuda del 144,9% (casi 330.000 millones).

El problema, sin embargo, es que Atenas, desde que fue rescatada en mayo de 2010, no ha hecho todas las reformas precisas ni los ajustes presupuestarios exigidos para cumplir con los objetivos de reducción de déficit acordados con la troika. De hecho, registrará un descuadre presupuestario en 2011 muy superior al previsto.

El último informe de la troika sobre las finanzas helenas, obtenido por la web italiana Linkiesta, concluye que Grecia no podrá hacer frente a sus obligaciones financieras. Entre otros aspectos, destaca el hecho de que su deuda alcanzará el 208% del PIB a lo largo de los próximos años, su economía seguirá siendo poco competitiva y, por ello, deberá afrontar una "fuerte devaluación interna" (caída de precios y salarios) en los siguientes ejercicios, según los técnicos internacionales.

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