El Ejecutivo vasco acaba de aprobar su Ley para la Cooperación y el Desarrollo, que servirá de marco legal para gestionar el dinero que cada año destina a ese concepto de gasto. Los fundamentos que motivan al Gobierno de Patxi López para aprobar esta ley podrían suscribirse perfectamente por el movimiento de indignados, con una severa crítica a las "políticas neoliberales" como argumento central para justificar el despilfarro anual de la comunidad vasca en esta materia.
"El momento presente -comienza exponiendo esta norma vasca- nos invita a participar expectantes en la construcción de un mundo extraordinariamente abierto en cuanto a su configuración venidera, y en el que cualquier ejercicio de prospectiva sucumbe impotente ante los exponenciales ritmos de desarrollo de las tecnologías que determinan la realidad actual". Este desarrollo vertiginoso de las tecnologías, en cambio, no es algo por lo que el género humano deba felicitarse, ya que según el gobierno de López, tiene como consecuencia una "Triste realidad, lamentable mundo, donde crece pertinaz, aparentemente sin control, la brecha que separa las condiciones de vida existentes en el Norte y en el Sur del planeta".
Pero los finos analistas del Ejecutivo vasco ya han identificado cuál es el origen de este mal que parece atenazar a la humanidad socavando sus esperanzas de futuro. El culpable no es otro que "el modelo de desarrollo predominante, basado en el paradigma del libre mercado", que a pesar de la evidencia en contrario "nada tiene que ver con esa pretendida panacea capaz de generar libertad y bien común por todo lo largo y ancho de nuestro mundo. Más bien todo lo contrario. En realidad, para una mayoría de seres humanos el libre mercado y las políticas de corte neoliberal generan sistemáticamente exclusión y pobreza, al tiempo que ponen en riesgo grave a nuestro planeta".
Mas no sólo la pobreza o el cambio climático son terrenos donde el gobierno de López ha de intervenir perentoriamente para contribuir a salvarnos de la extinción. También es necesario financiar abortos con dinero público en el Tercer Mundo, ya que "las condiciones que presenta la salud reproductiva y sexual en países en vías de desarrollo, por ejemplo, constituyen un gran motivo de preocupación, y la experiencia demuestra que los programas de población y desarrollo son más eficaces cuando van acompañados de medidas encaminadas a mejorar la situación de las mujeres".
Tras todos los argumentos de la exposición de motivos, López llega a la conclusión de que la actividad subvencionadora del Gobierno vasco ha de perseguir el florecimiento de diversos valores que, con carácter transversal, informarán las transferencias de dinero público para la cooperación y el desarrollo. En concreto, los "valores" designados por el gobierno de Ajuriaenea serán la erradicación de la pobreza, el cumplimiento efectivo de los Derechos Humanos, el fomento de la organización y la participación comunitaria y ciudadana, la perspectiva de género -cómo no-, y finalmente la protección medioambiental.
La Comunidad Autónoma Vasca destinará este año a cooperación y desarrollo internacional 62,3 millones de euros, cantidad que el año próximo habrá de ser incrementada notablemente, ya que una de las exigencias de esta nueva ley vasca es que se llegue cuanto antes a destinar el 0,7% del PIB regional a este programa de subvenciones.