Para el Panel de Expertos www.crones.es preparé el 16 de junio de este año un panorama sobre el recalentamiento brasileño. Y he aquí que el 27 de septiembre, me encuentro con que he de ratificar aquello, con sencillamente alteraciones numéricas que lo puntualizan aún más, como se ve al cabo de algo más de un trimestre. Para que sigamos fiándonos de los BRIC. Por que existe una especie de admiración hacia esos BRIC. El primero, de estas siglas, es Brasil. Da la impresión de que se le considera una especie de campeón económico. Desgraciadamente, no hay tal.
Efectivamente está creciendo. Pero, ese 3’1% de incremento del PIB, ¿de qué va acompañado? En primer lugar, datos de 2011, de una inflación que pasa del 7% en el mes de agosto. Esto después de una caída en tasa anual de la producción industrial del 0’3% en el mes de julio. Además, una lógica reacción antiinflacionista ha conducido a un alza de tipos de interés. A tres meses, están en el 11’91% y los bonos gubernamentales a 10 años, a 6’16%. ¡Y nos quejamos de los tipos españoles! Automáticamente, ha existido un flujo importante de capitales extranjeros, que ha generado una estabilidad práctica en la cotización de la moneda brasileña, el real: hace un año, con 1’71 reales se lograba un dólar y el 14 de septiembre de 2011, con 1’73. Automáticamente eso se manifiesta en el déficit por cuenta corriente. En los doce meses que concluyen en julio, supera la cifra de 42.200 millones de dólares. Hacia el futuro la competitividad no está asegurada. Se prevé un alza salarial importante, al encontrarse indexadas las remuneraciones de los trabajadores.
Simultáneamente se acepta el déficit del sector público, especialmente con la desaparición del que se podría denominar el Barea brasileño, Antonio Palecci, que dimitió ante la presidenta Dilma Rousseff. Se prevé un déficit del 3% para el año 2011. Pero para el 2012, los planteamientos populistas van a incrementar esa magnitud. Se habla, por Martin Hutchison, del servicio Reutters Breakingviews, que el gobierno brasileño recurre a artificios contables para dar la impresión de cierto equilibrio presupuestario. Pero la tendencia al gasto existe, en parte, para atenuar la presión social que se debe a una concentración de la renta en muy pocas manos.
Continuará, pues, la expansión del déficit, la inflación, la subida de los tipos de interés, la revaluación del real, el déficit por cuenta corriente, y vuelta a empezar. Como dice Martin Hutchison en esas condiciones "Brasil corre el riesgo de formar parte de los países que son incapaces de recoger los frutos de una economía floreciente". Y éste puede ser un problema latente, por un lado y otro, en todos los BRIC, comenzando por China. Porque tampoco ahí comienzan a atar los perros con longaniza.