"El agujero presupuestario, el exceso de déficit que habría que cubrir, aumentaría hasta los 80.000 millones de euros si la economía creciera sólo el 1% anual", señala Alberto Recarte en esta quinta entrega del Informe Recarte III.
En su análisis, estima que si España crece de media un 1%, para reducir el déficit al 3% en 2013, el Gobierno tendrá que cubrir ese agujero de 80.000 millones de euros a través de dos mecanismos, la reducción del gasto público y el incremento de la recaudación, que "descansaría en los impuestos indirectos y los impuestos especiales y que primaría la actividad empresarial para lograr mayores ingresos impositivos por la vía del aumento de la ocupación, la disminución del paro y el aumento de los beneficios empresariales".
En definitiva, Recarte desgrana las claves de la reforma fiscal que necesita nuestra economía para poder iniciar la senda del crecimiento. Propone, en esencia, más recortes públicos y una profunda reforma fiscal.
El economista y presidente de Libertad Digital comienza esta quinta entrega analizando los pasos que ha de dar el Gobierno para cumplir el compromiso de consolidación del déficit público acordado con la UE y el FMI en"el 6% en el presente ejercicio, del 4,4% en 2012 y del 3% en 2013". Una profunda reforma fiscal que fomente la actividad y el empleo no será suficiente por sí sola para lograr "que los ingresos públicos crezcan al ritmo que considera el Gobierno", lo que hará necesario el control y recorte del gasto público.
Para ello, Alberto Recarte analiza ambas tareas. En cuanto al gasto público, la mayor parte del esfuerzo se centra en Autonomías y Municipios, ya que "el Estado no conserva mucho margen".
En cuanto a la reforma fiscal, cree que nuestro sistema tributario descansa actualmente sobre una "perspectiva equivocada", que no es otra que la de un diseño orientado a acentuar "el peso de los impuestos directos". En su opinión, "es una aberración que el impuesto que más recauda en España sea el que corresponde a las cotizaciones sociales, anormalmente altas por las presiones sindicales y la conveniencia de la Hacienda Pública y en detrimento del crecimiento y la creación de empleo".
Según concluye Recarte, "los principales impuestos directos son impuestos que terminan por pagar las clases medias, los empresarios que emplean personal y los trabajadores". Además, "tienen limitada su capacidad recaudatoria" y "distorsionan la actividad económica".
De la parte del gasto, el análisis ofrece una serie de medidas "adicionales" que deberían reflejarse en los presupuestos de 2011, 2012 y 2013, tales como "reducir el gasto en personal y en funcionamiento del conglomerado quasi-empresarial de todas las administraciones" o "congelar los sueldos y las pensiones de los empleados públicos que los tengan más altos", entre otras, todo para lograr una consolidación del déficit que se sostenga sobre un incentivo a la ocupación, la disminución del paro y el aumento de los beneficios.