En su nuevo ensayo, Informe Recarte III, titulado Entre la segunda recesión y las reformas, el presidente de Libertad Digital disecciona las reformas clave que precisará España para impulsar la recuperación económica. En esta tercera entrega -de un total de siete más un apartado de conclusiones-, Alberto Recarte analiza la "organización administrativa y la diversidad territorial" del país, para concluir que los datos demuestran "el gran fracaso del Estado de las Autonomías".
En primer lugar, destaca la enorme complejidad burocrática que presenta España, caracterizada por la "superposición de Administraciones". En total, Recarte cita hasta siete niveles administrativos distintos y diferenciados: la Administración Central, compuesta por el Estado y un gran número de otros organismos autónomos; la Administración Autonómica, que cuentan con una amplia capacidad normativa y fiscal, "lo que enrarece y dificulta la vida económica y administrativa de empresas y familias"; la Administración Local, que a su vez incluye ayuntamientos, mancomunidades y diputaciones; los Entes Empresariales (más de 3.200 en manos del Gobierno central y autonómicos); y, por último, la Administración de la Unión Europea, que aprueba disposiciones legales de obligado cumplimiento".
Toda esta maraña dificulta hasta el extremo las relaciones de los españoles con las Administraciones. El problema es que, tal y como recuerda Recarte, el objetivo de esa compleja organización administrativa a nivel territorial era "acercarse a los ciudadanos para resolver sus problemas". En base a este argumento, las competencias de las autonomías siguen ampliándose desde 2004, "como consecuencia de los nuevos Estatutos de Autonomía puestos en marcha por Rodríguez Zapatero, y por la presión de los nacionalistas" para sacar adelante las medidas de austeridad aprobadas desde 2010.
Las autonomías gastan ya en conjunto entre 160.000 y 170.000 millones de euros al año. La educación y la sanidad consumen casi dos tercios de esta cuantía, pero los otros 55.000 millones de euros se destinan a "otros gastos" que hay que analizar, "pues es aquí donde están los mayores despilfarros", destaca el economista.
La cuestión es que, pese al fuerte aumento competencial y el gran incremento de recursos del que gozan los gobiernos regionales, "el Estado de las Autonomías ha enquistado uno los problemas históricos de España, las diferencias entre el Norte y el Sur".
En concreto, Recarte pone en evidencia las fuertes disparidades que siguen presentando unos territorios frente a otros pese a la inmensa transferencia de recursos, en materias tan diversas como crecimiento económico, paro, educación, tejido empreasrial, investigación, etc. "El mantenimiento de esas diferencias, o su incremento, es el gran fracaso del Estado de las Autonomías [...] El Estado de las Autonomías ha ignorado las diferencias".
De este modo, según Recarte, "es evidente que el dinero que el Estado recauda de todos los españoles y que, posteriormente, se distribuye, en una parte sustancial, entre las distintas autonomías, no se gasta adecuadamente. Las transferencias, y las propias competencias autonómicas, deberían estar condicionadas al logro de objetivos concretos, para asegurar la igualdad de oportunidades entre todos los españoles".
Y es que, por desgracia, "la política económica de las autonomías, en la medida en que es posible, se limita a sumar población, porque cuantos más habitantes tiene una autonomía, mayores son las transferencias a que tienen derecho, en gastar esos fondos para asegurar un nivel de asistencia sanitaria y educativa básicos, y en la creación de un tejido empresarial artificial, no competitivo".