Si la circulación monetaria es a la salud económica el equivalente de lo que es la sanguínea respecto de biológica, la consecuencia es clara: si el individuo está enfermo, pongámosle un impuesto por cada latido del corazón.
Se me ocurre que con Presidentes como este, no sea inusual que el pueblo llano achaque los males que nos aquejan al liberalismo económico y no me extrañaría nada que la próxima medida consista en sacar al Santo del pueblo en procesión rogativa.
Pues, sin devanarnos los sesos exageradamente, los alegres contribuyentes de todas las desgracias que en el mundo han sido, podemos proponer una nueva tasa: la Tasa Borrico, que gravaría con un porcentaje de, digamos el 5%, los ingresos brutos de todos los políticos y altos funcionarios de instituciones internacionales, descendiendo jerárquicamente hasta llegar a los entes locales, dizque "ajuntamientos"...
Con ello, a buen seguro se lograrían unos ingresos claramente superiores, sin que esto supusiese un quebranto significativo para sus señorías...
Venga, a arrimar el hombro, que hay mucha alfalfa que cosechar...
Así que nos suben los impuestos aunque, esta vez, en forma de tasa que tendremos que pagar a los bancos. Eso nos pasa por no haber liado una bien gorda en la calle hace ya algún tiempo.