Estados Unidos sufre en estos momentos un desempleo superior al 9%, una de las tasas de más elevadas de su historia. Para encontrar una explicación a este fenómeno no hay como escuchar a quienes crean los puestos de trabajo, los empresarios. "Me han multado por contratar a demasiada gente", asegura Peter Schiff, el famoso inversor de Connecticut que, contra la opinión dominante la pasada década, alertó durante años de que la economía americana se encontraba al borde de una grave crisis.
Cuando estalló la burbuja sus intervenciones televisivas lo convirtieron en uno de los personajes más populares del mundo financiero. Atraídos por el acierto de las predicciones de Schiff, muchos ahorradores se interesaron por su compañía, EuroPacific Capital, una firma de inversión que huye de los activos en dólares y apuesta por el auge de Asia y otras regiones emergentes.
Schiff trató de aprovechar el tirón para expandir el negocio. "En el año 2008 la compañía prosperaba. Mis predicciones se estaban cumpliendo, mi libro Cash Proof [con recomendaciones para invertir durante la crisis] se vendía bien y me llegaron muchos clientes nuevos. Para poder atenderlos necesitaba más brokers, así que contraté a mucha gente". Demasiada, según las autoridades:
"La regulación del sector limita el número de brokers que puede tener una empresa. Si quieres contratar más, necesitas un permiso específico. No sabía que carecía de dicha autorización", alega Schiff. "Enviaron una carta ordenándonos que no contratásemos a nadie más, pero el jefe del departamento legal no me enseñó esa carta y yo seguí ofreciendo trabajo a más gente. Entonces fue cuando nos metimos en problemas: había dado empleo a 50 personas más de las permitidas".
"Nos ordenaron que no contratásemos a nadie más"
Como consecuencia de esta reclamación, llevada a cabo por la agencia monopolística designada por el Gobierno para supervisar la actividad de las firmas de inversión, EuroPacific Capital tuvo que hacer frente a unos costes legales de medio millón de dólares. El proceso concluyó con una multa de otros 15.000 dólares para una empresa que, al contrario que la mayoría de sus competidores, estaba dando oportunidades a los trabajadores del sector en plena recesión.
"Tenía grandes planes de expansión, quería abrir nuevas oficinas y contratar a mucha gente, pero tuve que suspenderlos", se lamenta Schiff. "Lo más gracioso es que en ese momento las grandes firmas de inversión, que estaban despidiendo a gente, recibían dinero del rescate bancario del Gobierno. Yo contrataba gente, y por ello me multaron".
"Gracias a Obama y la FED nuestro sector está en auge"
Schiff denunció su situación recientemente en el Congreso estadounidense, a donde acudió para dar su opinión sobre las causas del elevado desempleo que sufre el país. Desde su primera frase, toda su comparecencia fue un ataque a las instituciones políticas de Washington: "Mi nombre es Peter Schiff y se podría decir que me dedico al negocio del colapso económico. Gracias a esta cámara, al presidente Obama y a la Reserva Federal, nuestro sector está en auge".
Ante la comisión de Empleo del Congreso, Schiff explicó los motivos por los que EEUU se encuentra en una recesión: impuestos elevados, gasto desmedido, excesivo endeudamiento, gran expansión monetaria a cargo de la Reserva Federal y, por encima de todo, un sinfín de regulaciones que ahogan a las empresas, impiden el crecimiento y destruyen cada año millones de empleos.
"Una de las cosas más peligrosas que puedes hacer hoy en día en Estados Unidos es contratar a alguien. Si el empresario no crea el puesto de trabajo exactamente tal como el Gobierno lo ha determinado, el trabajador le puede demandar. Para ahorrarse los enormes costes de esos pleitos, las pequeñas empresas hacen lo posible por no dar empleo a nadie". Y continúa: "En mi caso, por contratar demasiada gente me han multado, me han obligado a gastar una fortuna en abogados y me han prohibido abrir oficinas y crear más puestos de trabajo, a pesar de que estaba deseando hacerlo", protestó.
Eliminar regulaciones
La solución para acabar con el desempleo es sencilla, explicó el popular inversor a los legisladores: "Eliminar las regulaciones que impiden que las empresas contraten a gente. El efecto de esas normas aumenta el coste del trabajo, y cuando el coste de un bien aumenta su demanda disminuye. Lo único que puede hacer el Gobierno para crear puestos de trabajo es dejar de destruirlos. Ustedes podrían crear hoy mismo millones de ellos automáticamente, derogando el salario mínimo", añadió.
"Los graves problemas económicos de Estados Unidos son la consecuencia de años y años de errores a cargo del Congreso y la Reserva Federal. No podemos seguir repitiendo estos mismos errores. La solución pasa por el libre mercado, y porque el Gobierno se quite de en medio", concluyó Schiff.
La denuncia de Peter Schiff ha causado un cierto revuelo en la prensa económica y financiera, que no ha tardado en señalar lo absurdo de la situación: por un lado el Gobierno, endeudado hasta niveles sin precedentes, acaba de anunciar que gastará otros 440.000 millones de dólares para "crear empleo"; por otro lado se multa a quienes, jugándose su capital, crean riqueza y ofrecen trabajos productivos.
La solución pasa por el "libre mercado"
"El Congreso no necesita una comparecencia pública para entender por qué no hay trabajos. Lo que necesitan es un espejo", dijo Peter Schiff en el programa del periodista Alex Jones. "El Congreso es la causa de que no haya empleo". Algunos medios han presentado esta historia como un ejemplo más del daño que las políticas de Barack Obama están haciendo a la economía. Sin embargo, la mayoría de las regulaciones que denuncia Peter Schiff entraron en vigor antes de la actual presidencia.
Entre las que citó específicamente se encuentra la Patriot Act, una ley de dudosa constitucionalidad aprobada por George W. Bush y ampliada por Obama, que limita significativamente las libertades económicas y civiles. "Las provisiones contra el blanqueo de dinero de la Patriot Act, que me cuestan una fortuna, me han convertido en un agente que trabaja gratis para el FBI", declaró Schiff en un programa de la cadena Fox News. "Estoy obligado a espiar a mis clientes, y si alguno hace algo sospechoso tengo que denunciarle al Gobierno, ¡o de lo contrario estoy cometiendo un crimen!".
Reduce su presencia en EEUU
Como consecuencia de todos estos obstáculos, Schiff ha decidido expandir su compañía en el extranjero y reducir su presencia en Estados Unidos: "Me estoy llevando parte del negocio a Singapur y al Caribe, para evitar los elevados impuestos y el coste de las regulaciones. El alquiler de mis seis oficinas es algo insignificante en comparación con lo que me cuesta hacer frente a todas las normas legales que me exige cumplir el Gobierno".
"Esto no es un problema sólo para mí", añadió. "Las regulaciones están acabando con las empresas en todo el país, porque cuesta millones de dólares cumplir con ellas simplemente para mantener tu negocio abierto. Las empresas pequeñas no pueden permitírselo".
La semana pasada Peter Schiff recibió por fin una buena noticia. Tras muchos trámites burocráticos, las autoridades regulatorias han tenido a bien otorgar su beneplácito para que este empresario pueda ampliar su negocio. "Después de esperar tres años y gastar mucho dinero, por fin me han concedido el permiso para contratar a otros cincuenta brokers".