Ben Bernanke ya tiene preparado el nuevo estímulo monetario que en su opinión necesita la economía norteamericana. En este caso no será una inyección de liquidez pura y dura, sino un tipo de maniobra conocido como Operación Twist y que el banco central norteamericano ya intentó en los años 60 y 70.
Este mecanismo se sustancia en el intercambio de deuda pública a muy largo plazo por otra a un plazo inferior. En este caso, según anuncia el organismo en un comunicado, se trata de comprar bonos públicos de entre 6 y 30 años por valor de 400.000 millones de dólares y al mismo tiempo vender bonos a tres años o menos por la misma cantidad.
Con esta medida, lo que pretende Bernanke es relajar los tipos a largo plazo, favoreciendo de esta manera, la concesión de préstamos a familias y empresas (especialmente hipotecas y otros créditos a largo plazo). No es la primera vez que se plantea esta opción. Tal y como avanzó Libre Mercado, en los años 60 ya se hizo algo parecido para mantener bajos los tipos de interés a largo plazo y que, posteriormente, se materializó en el grave proceso inflacionario de los años 70.
La medida tomada este martes surtirá efectos especialmente en lo que respecta al gasto del Gobierno estadounidense. Por un lado, al comprar deuda pública a largo plazo de forma masiva, los tipos de interés de estos bonos bajarán sustancialmente, por lo que será más barato para el Ejecutivo norteamericano financiarse. Para el sector privado, la influencia será mínima. De hecho, los tipos de interés ya están en niveles históricamente bajos y sigue sin haber petición de créditos porque los agentes ya tienen muchas deudas y lo que intentan es, precisamente, desapalancarse.
Sin embargo, el Gobierno se encontrará con que le resulta mucho más sencillo conseguir dinero de los bancos. Sabiendo que la FED comprará la deuda a largo plazo, los agentes de la economía norteamericana estarán más dispuestos a comprar bonos (pensando en que luego se los podrán colocar fácilmente al banco central).
Sin consenso
La decisión no contó con el consenso de todo consejo de la Reserva Federal, ya que tres de sus miembros (Richard W. Fisher, Narayana Kocherlakota y Charles I. Plosser) votaron en contra de la medida. Además, el organismo decidió mantener los tipos de interés en un rango objetivo de entre el 0% y el 0,25%, donde permanecen sin cambios desde diciembre de 2008.
La Fed señaló como principales motivos para su decisión al "lento" crecimiento económico, con un gasto familiar en Estados Unidos que sigue creciendo a un ritmo "modesto", así como a las señales de debilidad económica reflejadas en la elevada tasa de desempleo, aunque vaticinó una cierta recuperación en la economía en los próximos trimestres. En lo que respecta a la inflación, afirmó que parece "haberse moderado" desde principios de año, con un descenso de los precios de la energía y algunas materias primas desde sus máximos", por lo que prevé que se mantenga estable.