La agencia ha explicado su decisión por el hecho de que a sus ojos, las perspectivas de crecimiento de la economía italiana se han debilitado y la frágil coalición política en el poder en Roma "probablemente seguirá limitando la capacidad del Estado para enfrentarse a los desafíos que debe afrontar el país".
Las reformas aprobadas recientemente no alcanzan para enfrentar la crisis. La agencia sostiene que el gobierno italiano tiene una deficiente capacidad de actuación.
La rebaja de la calificación de la deuda implica para Italia que deberá pagar intereses más altos al pedir créditos. Cuanto peor es la nota de la deuda, tanto mayor es el riesgo para los acreedores de no recuperar su dinero. Este riesgo hace que los acreedores presten el dinero a cambio de intereses mayores.
"La reducción del ritmo de la actividad económica hará difícil alcanzar las metas fiscales revisadas por el Gobierno", indicó S&P, que añadió que la respuesta de las autoridades a la reciente presión de los mercados sugiere que se mantendrá "la incertidumbre política sobre los medios para afrontar los desafíos económicos".
De esta forma, la agencia consideró que el objetivo de ahorrar 60.000 millones de euros podría no materializarse por la debilidad de las previsiones de crecimiento, porque dos tercios de los ahorros dependen de aumentos de la recaudación en un país con una alta carga tributaria y la anticipada subida de los tipos de interés.
Standard & Poors subrayó también que ante la convocatoria de las elecciones previstas para 2013 y la "endeble" posición parlamentaria del Gobierno de Silvio Berlusconi, no queda claro el margen de maniobra que tienen las autoridades para salir del "callejón sin salida" en el que se encuentran.