Descontada ya la quiebra de Grecia, el mercado centra ahora su atención en los efectos que tendría una hipotética aplicación de quitas sobre la deuda soberana de España e Italia. Ambos países fueron intervenidos de facto el pasado mes de agosto, cuando el Banco Central Europeo (BCE) empezó a comprar bonos españoles e italianos con el fin de atenuar la creciente tensión (prima de riesgo) que registraba por entonces sus respectivos mercados de deuda.
Sin embargo, tanto la intervención del BCE como la prohibición de las ventas a corto en varios países decretada por los reguladores europeos no están sirviendo para contener la hemorragia que viene sufriendo en los úlitmos meses gran parte del sector financiero europeo, tal y como avanzó Libre Mercado. El creciente riesgo de recesión en la zona euro, sobre todo en los países periféricos, la ausencia de sólidos avances en los ajustes presupuestarios que deben aplicar Madrid y Roma y el impacto financiero de una más que probable quiebra griega ha disparado el riesgo de impago -tanto en deuda soberana como bancaria- hasta niveles récord en el seno de la Unión Monetaria.
De hecho, la prima de riesgo de Italia, el difrencial entre el bono italiano a 10 años y su homólogo alemán, ha vuelto a superar este martes los 400 puntos básicos (récord), mientras que la rentabilidad de su deuda a cinco años se ha disparado hasta el 5,6%, su nivel más alto desde el nacimiento del euro. En el caso de España, la situación tampoco es optimista, ya que la prima de riesgo ha superado nuevamente los 370 puntos. Es decir, la tensión en sus mercados de deuda aumenta, pese a las compras del BCE.
El mercado desconfía de España e Italia
Todo ello refleja la desconfianza de los inversores hacia ambos estados. ¿Problema? Los bancos franceses y alemanes son los grandes acreedores externos de dichos países. Desde el inicio de la crisis del euro, en mayo de 2010, todos los analistas y organismos coinciden en que el principal riesgo para la Unión Monetaria no radica tanto en Grecia, Irlanda o Portugal, economías rescatadas pero pequeñas, sino en la posible caída de España e Italia, dos gigantes dentro de la UE.
Tras el fracaso de los rescates soberanos, evidenciado en la situación que vive Grecia, las autoridades europeas -con Alemania a la cabeza- trabajan a marchas forzadas para tratar de frenar la crisis de deuda. Y es que, hasta el momento no existe ningún mecanismo para afrontar un hipotético rescate de España o Italia. El presidente de EEUU, Barack Obama, acaba de constatar este hecho, evidente desde hace muchos meses: "El problema es España e Italia".
En julio los líderes comunitarios acordaron ampliar y flexibilizar el actual Fondo de rescate al tiempo que se sigue discutiendo la polémica creación de eurobonos, pero la aplicación definitiva de tales mecanismos sigue aún en el aire. En este sentido, el papel de Alemania es crucial, pero la división interna que sufre el Gobierno de Angela Merkel, cuyos socios de coalición rechazan los rescates ilimitados y los eurobonos, está acrecentando la incertidumbre.
Impacto financiero
Ante tal situación, los inversores han empezado a aplicar descuentos al gran volumen de bonos periféricos que acumula la banca francesa y alemana. No en vano, tal y como advirtió Deutsche Bank, si las entidades contabilizaran a precio de mercado estos activos muchas entidades europeas no sobrevivirían, de ahí que algunos estén maquillando las pérdidas. En concreto, según las estimaciones de Goldman, un total de 27 grandes bancos europeos no alcanzarían el nivel mínimo de capital básico si se aplicasen quitas sobre la deuda soberana de los llamados PIIGS, un 10% en el caso de España e Italia.
Según datos elaborados por Bloomberg, 46 bancos comerciales cotizan a 0,56 veces su valor en libros, el precio más barato desde los mínimos alcanzados en marzo de 2009, en plena tormenta financiera tras la quiebra de Lehman Brothers. Esto indica que el mercado no se cree el valor contable de los activos que acumulan las entidades europeas en sus balances y, por ello, están aplicando descuentos.
La banca gala, en riesgo
Y, como es lógico, esta baja valoración se está traduciendo en desplomes bursátiles. Las acciones de la banca alemana y, sobre todo, la francesa han sufrido grandes pérdidas en las últimos meses. Las tres grandes entidades galas han caído a niveles de dos dígitos en las últimas jornadas, pero el el hundimiento de su valor es mucho drástico si se echa la vista aún más atrás: BNP Paribas ha perdido más del 50% de su valor desde principios de julio, Credit Agricole un 55%, y Société Genérale más de un 50% desde enero y cerca de un 90% desde su valor máximo alcanzado en mayo de 2007.
¿Por qué? La clave de este desplome radica en el siguiente dato: BNP, SocGen y Credit Agricole poseen cerca de 57.000 millones de dólares en deuda pública y privada de Grecia, frente a los 34.000 de la banca germana o los 14.000 de la británica. No es una cuantía muy sustancial, pero las alarmas saltan al observar que los tres bancos franceses acumulan más de 140.000 millones en deuda española (pública y privada) y casi 400.000 en deuda italiana, según datos del Banco Internacional de Pagos del pasado diciembre.
Es decir, el impago de alguno de estos dos últimos países pondría contra las cuerdas a la banca francesa -y alemana-. El caso de Francia es, además, más problemático que el de Alemania, dada su mayor debilidad económica y su peor situación presupuestaria. De hecho, París es una firme candidata a perder su actual rating de triple A (máxima nota crediticia) tras la reciente rebaja de EEUU.
Problemas de financiación
Así pues, no es extrañar que en los últimos días sobrevuele la amenaza de una degradación crediticia de estos tres bancos por parte de Moody´s. La agencia situó en perspectiva negativa su rating debido a su elevada exposición periférica, y el mercado ya está adelantado tal rebaja. Además, el mercado interbancario europeo se está secando en las últimas semanas debido a la gran desconfianza existente acerca de la solvencia de ciertas entidades. Los bancos están retirando, poco a poco, sus depósitos de Europa y el mercado de EEUU ha cerrado el crédito a parte del Viejo Contienente.
Un banquero de BNP reconocía al Wall Street Journal que "no podemos pedir dinero prestado en dólares. Los mercados monetarios de EEUU no nos prestan ya más [...] Una vez que no tenemos acceso a los dólares, estamos creando un mercado en euros. Esperamos que funcione, de otro modo, la espiral bajista será el infierno. No confiarán en nosotros en absoluto y nadie nos prestará dinero".
Tales declaraciones han sido desmentidas este martes por la entidad poco después a través de un comunicado: "BNP Paribas desmiente categóricamente los comentarios realizados por esta fuente anónima y confirma su capacidad plena para obtener fondos en dólares en el curso normal de su actividad, ya sea directamente o vía swaps". Pero sus acciones han seguido cayendo.
Too big to fail, a la francesa
Y es aquí, precisamente, donde entra en juego la segunda clave financiera a tener en cuenta. Tal y como advierte Nicolas Lecaussin, director de desarrollo del Instituto Francés de Investigación Económica y Fiscal (IREF): "La deuda total de los tres grandes bancos de EEUU (Bank of America, JP Morgan y Citigroup) es de 5,86 billones de dólares, o el 39% del PIB, mientras que las deudas de BNP, Credit Agricole y Société Générale alcanza los 4,7 billones de euros, el 250% del PIB francés".
Es decir, son las tradicionales too big to fail (demasiado grandes para caer) que llaman algunos economistas. Dado su tamaño y el estrecho vínculo -a nivel incluso directivo- que existe entre estos tres bancos y el Estado francés han comenzado a los rumores acerca de una futura nacionalización bancaria. Algunos analistas sugieren que París está ya preparando la entrada en alguno de estos tres grandes bancos. Así, por ejemplo, sir Howard Davis, ex presidente el regulador financiero británico (FSA, en sus siglas en inglés), acaba de señalar lo siguiente: "En un par de días el Gobierno francés tendrá que recapitalizar sus bancos".
Algo que, de llegar a producirse, coincidiría, curiosamente, con la reciente receta lanzada por Christine Lagarde, actual directora gernte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y hasta hace poco ministra de Finanzas gala: Lagarde recomendó recapitalizar los bancos europeos haciendo uso de dinero público, mediante el actual Fondo de rescate soberano.