La reforma de los bancos británicos para separar sus actividades de banca comercial y de inversión tendrá un coste para las entidades de entre 4.000 y 7.000 millones de libras (4.600 a 8.100 millones de euros), según afirmó este lunes la Comisión independiente para la banca (IBC, en sus siglas en inglés).
La cifra calculada por la Comisión es inferior a la de 10.000 millones de libras que habían anticipado los bancos, algunos de los cuales se habían opuesto, en casos con el argumento del coste, a la idea de separar sus actividades. En su esperado informe, cuya aplicación depende del Gobierno, la IBC recomienda que los bancos establezcan un "anillo de protección" en torno a su negocio comercial (cuentas corrientes y de ahorro, e hipotecas, entre otras), que se gestionará de forma independiente al negocio, más arriesgado, de banca de inversión, informa EFE.
El ministro de Economía británico, George Osborne, indicó hoy que se "ceñirá" al calendario fijado por la Comisión e introducirá la legislación pertinente durante esta legislatura de forma que la reforma pueda aplicarse antes de 2019, la fecha límite que proponía la IBC para ajustarse a los acuerdos de Basilea III.
Osborne calificó el documento de "impresionante" y dijo que es "un paso importante hacia un nuevo sistema bancario que apoya los préstamos a las empresas y a las familias, la economía y el empleo, pero no cuesta millones de libras al contribuyente cuando las cosas van mal".
Un portavoz del sindicato Unite, David Fleming, advirtió de que la fecha límite de 2019 es demasiado lejana y permitirá a los bancos "maniobrar" para eludir las restricciones, al tiempo que llena de "incertidumbre" a los trabajadores. En la Bolsa de Londres, los bancos recibieron hoy con pérdidas el anuncio de su reforma: los parcialmente nacionalizados Royal Bank of Scotland y Lloyds Banking Group perdían un 6,5 y un 5,6%, respectivamente, mientras que Barclays cedía un 4,5%.