En las últimas horas el Gobierno germano ha protagonizado un radical cambio de rumbo respecto a Grecia. La bancarrota debe ser una opción viable para resolver los problemas de deuda, según indicó este lunes ministro de Economía alemán, Philip Rösler, en un comentario publicado por el diario Die Welt.
Rösler, vicecanciller y líder del partido liberal FDP, socio de Gobierno de Angela Merkel, indicó que "para estabilizar el euro no debe haber a corto plazo tabúes a la hora de reflexionar", advirtió. "Eso incluye, en el peor de los casos, una quiebra ordenada de Grecia, si los instrumentos necesarios para ello están disponibles". El comentario de Rösler representa un cambio significativo en el discurso de Berlín, ya que hasta ahora venía defendiendo la estrategia de rescates sioberanos iniciada en mayo de 2010.
No es el único. El partido del Gobierno Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera, coaligado también con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, desea excluir de la Unión Monetaria a aquellos países que no consigan controlar su deuda. "Si pese a todos sus esfuerzos los griegos no lo consiguen no se debe excluir esta reflexión", afirmó el presidente de la CSU y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, en declaraciones anoche a la cadena pública de televisión ZDF.
La CSU incluirá esa propuesta entre las iniciativas que tratará el Congreso ordinario del partido que se celebra a principios de octubre, pese a que choca directamente con la política de Merkel, partidaria de mantener a Grecia en el euro a toda costa. Todo ello ratifica la fuerte división interna que está sufriendo la coalición de Merkel.
A lo largo del fin de semana se ha conocido que la posible quiebra griega y sus consecuencias fueron el tema central de una reunión que mantuvo la semana pasada el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, con sus homólogo finlandesa, Jutta Urpilainen, y holandés, Jan Kees de Jager. Entre los tres ministros habrían llegado a la conclusión de que hay que diseñar una estrategia para después de la insolvencia griega que, según Der Spiegel, consideran prácticamente inevitable.
Los funcionarios del Ministerio alemán de Finanzas encargados por Schäuble de barajar los escenarios posibles tras una reestructuración de la deuda griega consideran que la situación sería manejable, independientemente de si Atenas abandona o no la zona euro, bajo determinadas condiciones. De ahí, precisamente, que Berlín esté preparando un plan para recapitalizar su banca, dada la fuerte presencia de activos públicos griegos que registran algunas entidades germanas. Y es que, los cálculos manejados por los expertos alemanes, según fuentes de Bloomberg, establecen quitas próximas al 50%, algo que dañaría enormemente la solvencia de algunos bancos alemanes.
El plan alemán, que según Der Spiegel ya ha sido expuesto ante la Comisión Europea, contempla dos instrumentos: por una parte, se abrirían líneas de crédito preventivas a los países en problemas, que podrían usarlas para el caso de no poder recabar capital en los mercados financieros; por otro lado, se inyectaría capital a los bancos afectados por la insolvencia griega para estabilizarlos.
Los bonos helenos, disparados
Mientras este debate se dilucida a nivel político, la rentabilidad del bono griego a un año se dispara hasta el 108%.
Asimismo, los inversores se refugian en bonos considerados refugio: el rendimiento de la deuda de EEUU a 10 años baja hasta el 1,89%, un nuevo mínimo histórico, mientras que el bund alemán del mismo plazo retrocede hasta el 1,72%, nivel récord.